DYLANLa tentación fue hecha para comer de ella; pecar una, dos e incluso toda una vida como si se tratara del mayor de los placeres...***Por más que evite no caer en esos ojos tan puros y perversos, basta con que crucemos mirada para que un incesante fuego me consuma lentamente. Por más que trato de no dejarme llevar por lo que esa boquita tan dulce y pequeña dice, mis sentidos se estremecen al percibir su voz en el aire. Ya no puedo retener lo que me hace sentir y de cierto modo me molesta.Me molesta que una niña me provoque tanto, incluso en el silencio, que se mantenga tan tranquila y pacifica sin decir ni una sola palabra, desestabiliza mi paz mental. Y no sé cómo lo logra, pero me mantiene al borde de la locura con cada cosa que hace, dice o se guarda para sí misma.Nunca había sentido tantos deseos de besar a una mujer, de arrancarle la boca a mordiscos, de dejarla sin aliento y beberme por completo su sabor. Pienso constantemente en la forma que quiero callarla y someterla
Entro sigilosamente a la habitación y mis sentidos se activan en modo de alerta al darme cuenta de que Aria no está en la habitación.«Espero que no haya pensado en escapar una vez más estando tan lejos de casa». Tan pronto como ese pensamiento viene a mi mente, lo desecho.Rachel dijo que estaba con mamá haciendo el desayuno y mi hermana puede ser la chica más chismosa de este planeta, pero nunca una mentirosa.Busco mi teléfono en mi pantalón y le envío un mensaje a mi hermanita rápidamente de cumpleaños y me responde con cientos de corazones y caritas sonrientes. Aprovecho para preguntarle por Aria y me envía una foto de ella y mamá hablando y riendo en la cocina.Aria es hermosa. Tiene un rostro perfecto, como si hubiera sido tallado por los mismísimos dioses en persona. Labios rosados y carnosos que además son extremadamente suaves. Sus ojos verdes acentúan su piel blanca y brillan tanto como las esmeraldas. Su cabello rubio en un moño a lo alto y con mechones sueltos no le resta
—¿Qué haces ahí parado como idiota? Ve, por ella, bro.—Sí, ve por ella, hermanito. —Te amo, enana — dejo un beso en la cabeza de Cam y golpeo la cabeza de Rachel antes de seguir sus pasos.Es muy extraño lo que Aria me hace sentir. Me irrita, me enoja y me gusta a la misma vez. Así como deseo no verla nunca más en mi vida, quisiera que esos ojos tan bonitos solo me observaran a mí. No sé si es atracción, deseo, gusto o algo más, pero la chiquilla me jodió desde el primer instante en el que entró en mi cabeza y no supe cómo sacarla de ese lugar que se mantenía sereno y en calma.Entro a mi habitación y desde lo alto de la escalera la veo tendida en la cama boca abajo. Es tan despreocupada como de costumbre, la diferencia es que antes no me fijaba en sus piernas ni mucho menos en lo bonitas que son. Ahora que sí lo hago, no puedo evitar pensar en el sabor de su piel y en el antojo tan grande que es su cuerpo.—Vamos a salir — bajo las escaleras sin mirarla o no podré contener las gana
ARIANo entiendo qué le sucede a Dylan. Hoy amaneció como que con los cables cruzados y queriendo meter mano a donde no debe. Él nunca había actuado tan animado en lo que lleva trabajando para mi padre, ni siquiera cuando estuvimos a punto de tener sexo se comportó de esta manera tan extraña, pero que pone a mi corazón a latir como loco. Parece un hombre distinto al frío y serio King Kong que estoy tan acostumbrada a ver.—Todavía no me has dicho a dónde vamos a ir.—¿No puedes esperar a que tu atractivo novio te dé la sorpresa?—¡Ja, quisieras! — me percato de que estamos tomando la misma carretera por la que entramos a la ciudad y miro la intersección de la salida—. ¿Por qué estamos saliendo?—¿Siempre sueles hacer tantas preguntas?—Sí y a ti no te gusta responder ninguna de ellas.—A veces no es necesitamos conocer las respuestas, créeme.—No sé por qué lo sigo intentando contigo, sabiendo que eres imposible y difícil de convencer para que sueltes la lengua.—Depende el sitio que
Nos separamos por falta de aire, pero él no hace ningún intento de soltarme. Todo lo contrario, me captura en un abrazo que no puedo y tampoco estoy dispuesta a rechazar. La calidez de sus brazos y el mismo calor que brotan me derriten entre ellos.«¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué es lo que está haciendo? ¿Por qué me abraza de esa manera? ¿Por qué me besa de la nada si aquí no tenemos que fingir? ¡¿Qué diablos se fumó?!». Entre tantos porqués que se hacían en mi cabeza no soy capaz de hablar, separarme de él o enfrentar su bipolaridad.Lo cierto es que se siente muy cómodo y cálido estar engullida entre unos brazos tan fuertes y grandes como los suyos.Cierro los ojos y me permito disfrutar el momento, acercándome más a él, percibiendo en el aire no solo su rico aroma, sino todo ese deseo que nos une y nos envuelve desde hace un tiempo y los dos queremos esconderlo con nuestro ridículo juego. De repente, sus labios descansan en mi hombro desnudo y el gemido que escapa de mis labios
De regreso a su casa mantuvimos un silencio incómodo y denso. Yo no estoy dispuesta a hablarle, mucho menos a pedirle alguna explicación que no hace falta. Con lo que dijo en esa montaña fue más que suficiente y entendí a la perfección que lo único que busca de mí es llevarme a la cama.Sabiendo ese hecho, ¿por qué siento ganas de llorar? ¿Por qué duele tanto el pecho? Por más que me haga la fuerte y la indiferente, no soy más que una jovencita que sueña y se idealiza muchas cosas en la cabeza. No puedo creer que, muy en el fondo de mi subconsciente, me estaba haciendo una idea errónea con Dylan.¿Un hombre como él, qué otra cosa podría buscar de mí? Fui una completa tonta al pensar que tal vez podría gustarle y, aunque no sueño con un gran amor junto a él, pensé que podíamos vivir una aventura...«Tengo que sacarlo de mi mente, no puedo seguir pensando en ese estúpido». Ya he perdido la cuenta de las veces que me he dicho esas palabras a mí misma, porque Dylan me roba toda capacidad
—¿Qué dijiste? — me giro, dándole la cara y muerde sus labios esbozando una leve sonrisa—. No te escuché muy bien.—Ah, ¿no? — enarca una ceja, deslizando su mano por mi cintura suavemente—. ¿Ni porque te lo haya dicho al oído?—Dijiste palabras muy confusas que no logré entender nadita. ¿Las podrías repetir, por favor?Acerca su cuerpo al mío, su boca a mi oreja y me sopla de su cálido aliento provocando cosquillas en todo mi interior.—Me gustas mucho, lapa hermosa.—Tú también me gustas y te odio como no tienes idea, King Kong.Reímos, antes de unir nuestros labios en un beso lento, pero apasionado y que me arrebata un suspiro. El roce de su lengua en la mía hace que me pierda en su experiencia y humedad. Sus labios son tan suaves.Siento que muchas mariposas revolotean en mi estómago con cada segundo que corre en el reloj y nuestros labios se aclaman con más necesidad y pasión. No queda nada del beso lento y suave, ahora nos besamos con total locura y desenfreno, queriendo arrebat
—¿Estás completamente segura de querer esto? — desliza sus manos por mis caderas, guiándolas suavemente hacia mis piernas—. Tú...—Si no lo quisiera, no estaría confiando en ti, Dylan — me acerco a su boca y dejo un beso en sus labios, otro en su barbilla y reparto otros más por su cuello.—¿Confías en mí, a pesar de que yo no lo hice? — inquiere tembloroso y suelto una risita, acercando mis labios a su oreja.—Así de masoquista soy. ¿Puedes creerlo?Enreda su mano en mi pelo y me obliga a mirarlo a los ojos. Su mirada me abruma, es tan intensa y profunda. No sé lo qué está pensando de lo que estoy haciendo y, de cierto modo, me gustaría saberlo.«¿Será que todavía no cree en mí?».—¿Eres consciente de lo que vas a provocar si te entregas a mí, mamacita?—No... pero quisiera saber lo que voy a provocar en alguien tan serio como tú.—No soy un hombre serio.—Lo eres y no voy a discutir contigo por eso — retomo mis besos por su cuello y su respiración se agita.Lentamente desabrocho su