Pero él es como si leyera mis pensamientos, pues con sus dientes desliza mi panty hacia abajo y me lo quita por completo con la ayuda de sus manos. Sin poder retenerlo, pone la planta de mis pies en sus hombros y me abre de piernas, dejándome expuesta y sin la posibilidad de cerrarlas porque él está en medio de ellas.No encuentro cómo mirarlo a la cara en la posición tan vergonzosa en la que me tiene, sobre todo porque no esperaba nada de esto y no había pensado siquiera en depilarme, pero a él eso parece no importarle, ya que abre mis labios inferiores con sus dedos mientras mi cara se quiere caer de vergüenza.—Estás muy húmeda, ¿lo sabías?—No me digas... — murmuro.—No sabía que alguien tan orgullosa y grosera como tú fuera capaz de ponerse así de llorona por mí — desliza la yema de sus dedos por mis pliegues y tiemblo—. Que sensitiva, ¿eh?Cuando pienso que no va a hacerme nada, sus labios hacen contacto con los míos y los succiona de manera ruda, pero excitante, antes de presion
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