La mano le tembló, los ojos de Bryce eran dos lagunas a punto de desbordar. Le dolió verla ahí, en los brazos de Lugh, solo en ese instante supo que la mujer que amaba era de otro. Quiso matarlos, por despecho, por celos y rabia, pero imaginar un mundo donde Marbella no existiera, era más doloroso que lo que sentía. «Solo está confundida, es porque nunca me ha dado una oportunidad, cuando sienta mis besos, mis caricias, cuando sienta mi amor, ella ya no querrá nada más, ni siquiera a Lugh Ackerman», pensó, engañado. Bajó la pistola, decidió irse, pero al dar un traspié, crujieron unas ramas que pisó, lo que provocó el miedo de Marbella. La mujer se levantó como un resorte, asustada, corrió a la ventana, escuchó el motor de un auto, sus ojos se abrieron enormes. —¿Bryce? ¿Qué hace aquí? —murmuró incrédula, sintió un escalofrío, aseguró bien la puerta, y cubrió la ventana con una manta evitando que se mirara nada. Volvió a los brazos de Lugh, se acurrucó en su pecho para ya no sen
Leer más