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Celestia corrió hasta encontrar la sombra del árbol de magnolia, se sentó ahí, las lágrimas corrieron por su rostro. Clyde apareció y se sentó a su lado, la niña pegó un brinco. —¡Clyde, me asustaste! —dijo la pequeña —¿Por qué quieres escapar? No te vayas, Celestia, yo te quiero mucho —dijo y tomó su mano. Celestia lo abrazó. —Yo también te quiero mucho, Clyde, pero ya no tengo un papito, mami Vanessa dijo que yo no tengo un papito —la niña lloró y Clyde volvió a abrazarla. —Yo tampoco tengo un papá, ni una mamá de sangre. La niña le miró perpleja. —¿Es en serio? Clyde asintió. —Mi papito está en el cielo, desde ahí me cuida, peor mi mamita verdadera me abandonó. —¿No estás triste, Clyde? Clyde negó. —No, porque tengo a mi mamita Mar, mami me dijo que, hay amores que son del corazón, y son eternos, así que soy feliz, tengo una mamita que me ama, y un nuevo papito que también me ama, soy feliz, ¿Por qué no puedes ser feliz con esto, Celestia? Celestia sonrió, limpió sus l
—¡¿Qué dices, Bryce?! ¡Te escuchas! No eres más que un loco, tú no eres un Ackerman, solo eres un bastardo —Lugh golpeó el rostro de Bryce con un limpio puñetazo que envió al hombre al suelo. Bryce quiso ir contra Lugh, pero este sostuvo sus brazos, y los puso detrás de la espalda, nunca iba a permitir que lo golpeara. El elevador se abrió y los guardias entraron. —¡Llévense a este hombre lejos de aquí! Esta empresa es Ackerman, y tú, Bryce, ¡nunca serás uno! Nunca tendrás lo que es mío, ni mi dinero, mi familia, menos a mi mujer. Bryce le miró con odio, quería golpearlo, pero al final, los guardias fueron más fuertes, lo sacaron de ahí. Lugh miró atrás, y observó con desafío a Harrison, no dijo nada, pero su mirada era como una advertencia, que no perdería lo que él amaba, por nada, ni por nadie. Pina golpeó la puerta de esa habitación, pronto alguien abrió la puerta, la mujer frente a ella, alzó las cejas como si se sorprendiera de verla. —¿Tú que haces aquí? ¿No dijiste que y
Lugh sintió que esa pregunta lo mataba, cargó a Celestia entre sus brazos. —Yo soy tu padre, Celestia. —¡Ya cállate! —exclamó Lugh con rabia. —¡Papito, no grites! —exclamó Magnolia acercándose a ellos, sollozando, asustada. Clyde abrazó a su hermanita. Cornelius observó la escena y salió de ahí. —Lo siento, hijos, estoy un poco alterado. —No me importa, papito, tú siempre serás mi único papito en el mundo —dijo Celestia y abrazó a Lugh Lugh la abrazó con fuerza. —Mi pequeña, siempre te amaré, así como a tus hermanos. —¡Papito, debemos pedirte algo secreto! Acuérdense, hermanitas. —¡Sí! —exclamó Noli Celestia bajó de los brazos de su papá, los niños brincaban con algarabía, las lágrimas quedaron atrás, Lugh sonrió. —¿Qué pasa? Cuénteme, ¿Qué secreto? —Papito, ¿puedes casarte con mi mamita, por favor? Queremos que nuestros papitos se casen como en la boda de tía Cory y Tío Niall. Lugh abrió ojos enormes, sonrió. —¿Quieren que me case con mami? ¡Deseo concedido! Pero, será
—¿Te volverías a casar conmigo? Te amo, y sé que me equivoqué tanto, cada día rezo a Dios para demostrarte que perdonarme es la mejor decisión de tu vida, trabajo en ser mejor para ti, para nuestros hijos, quiero ser tu esposo hasta el último día de mi vida, Marbella, en el pasado fui un cobarde, quiero ser tu héroe favorito, pero una sola palabra tuya bastará para enviarme al cielo o al infierno, justo ahora. Los ojos de Marbella estaban cubiertos de lágrimas, era la primera vez que esas lágrimas no eran de tristeza, sino de felicidad, muchas veces pensó en esto, una reconciliación, la verdad que salía a la luz y Lugh volvía a ser su príncipe azul, ahora sentía que era de nuevo un sueño. Tuvo que pellizcar su brazo, sin que nadie lo notara, el mismo dolor le demostró que era real, y era bueno, quizás la recompensa, luego de tanto dolor, sonrió. —Sí, quiero ser tu esposa, hasta mi último aliento. Él se levantó, estaba emocionado, tomó la sortija, y la puso en su dedo. Lugh besó su
Al día siguiente Cory abrió los ojos, se habían quedado a dormir en el salón, con la chimenea encendida y los niños dormidos alrededor. Ella estaba recostada sobre el pecho de Niall, cuando observó su rostro, él aún dormía plácidamente, su mano de forma instintiva acarició su rostro. Se veía más joven cuando dormía, era un hombre fuerte, y dulce a la vez, solía preguntarse por qué no lo vio antes, bueno, él se marchó al internado apenas cumplió los doce años, su padre quería que fuera un gran empresario, lo logró. «Es tan raro saber que eres amada, y que no sientas que lo mereces, ni siquiera sé que amas de mí, Niall», pensó Cory se levantó, salió de ahí y fue a la cocina. La abuela despertó poco después, a esa hora las empleadas aún no comenzaban su horario. Cuando la mujer llegó a la cocina se sorprendió de ver a Cory ahí. —¿Qué haces, hija? —Hago el desayuno, abuela. Delia sonrió. —¿Y eso? ¿Qué haces? ¿Tú has hecho tiramisú? Es el postre favorito de Niall, si la memoria no
—¡¿Qué dices?! ¿De qué hablas? ¿Acaso perdiste la razón? —exclamó Delia con frustración Bryce sonrió con un gesto cruel. —No, abuela, soy un Ackerman, ¿no es así, querido padre? Orson Ackerman es mi padre —dijo mirando al hombre El rostro de Orson se puso blanco, tenía las cejas alzadas, estaba perplejo al saberse descubierto ante todos. Niall estaba boquiabierto, sintió que una mano lo tomó con fuerza, miró al lado, era Cory que le miraba compasiva, como si quisiera calmar su dolor, pero Niall no pudo decir nada. Sin embargo, Niall tuvo que alejarse de Cory e ir tras su madre, que estaba en shock, se acercó a Orson. —¡¿Esto es cierto, Orson?! —exclamó Amelie con la voz casi rota —¡Habla, Orson! Tuviste una aventura con la madre de Bryce, sí o no —exclamó la abuela Delia, su voz era débil, pero enojada. Blard solo atinó a bajar la mirada, atormentado. —¡No es verdad! —gritó Orson como último recurso para defender su honor. Bryce le miró con ojos envenenados de odio, —¿Lo vas
Todos se quedaron mudos ante las palabras de Amelie. Orson la miraba con horror, porque en su rostro no podía encontrar ni un solo atisbo de duda. —¡Nunca! No voy a divorciarme de ti, ¿lo entiendes? No puedes dejarme por una m*****a tontería de hace años, y tirar por la borda nuestro matrimonio feliz. —¿Feliz? Solo por tus mentiras fui feliz, Orson, ¿sabes lo que eso significa? Mi vida está pavimentada sobre tus mentiras, deberías sentir algo de asco por ti mismo, veo ahora tu rostro real, eres abominable —Amelie abofeteó su rostro. Orson estaba muy sorprendido. Ella rompió en llanto, Niall la abrazó. —¡Madre! No pudo evitarlo, Amelie rompió en un cruel llanto sobre los brazos de su hijo, Niall acariciaba sus cabellos, intentaba reconfortarla, miró a su padre, había tanta decepción y rabia en los ojos de Niall, que Orson tuvo que descender la mirada, el hombre dio la vuelta, desapareció al instante para evitar sentir las miradas de reproche de todo el mundo. La abuela se giró a
Seis días después. Marbella estaba en el probador, una empleada la estaba ayudando. Cuando salió, caminó muy lento, mientras su tía, abuela y prima la observaban. —¡Te ves preciosa! ¿Te gusta? —exclamó Cory, al ver a su prima vestida de novia, era el vestido más bello que Cory vio. Marbella se miró en el espejo, sonrió, claro que le gustaba como lucía, amaba ese vestido desde que entró a la tienda y lo vio. —¡Me encanta! Es este vestido con él que quiero volver a casarme. Los niños vieron a mamá vestida de novia. —¡Mami, pareces una princesa! —exclamó Noli. —Mamita, ¡qué bonita! ¿Yo tendré también un vestido tan hermoso cuando sea grande? —exclamó Celestia —Claro, si Dios te lo permite, cuando te enamores y te cases, así te verás de hermosa, y estaré ahí para apoyarte, mientras tenga vida. Celestia sonrió emocionada. —Mami, yo quiero llevarte al altar con papito, ¿puedo? Marbella sonrió, asintió y abrazó a Clyde. —Los amo, mis pequeños tesoros. Marbella fue a cambiarse, c