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La mano le tembló, los ojos de Bryce eran dos lagunas a punto de desbordar. Le dolió verla ahí, en los brazos de Lugh, solo en ese instante supo que la mujer que amaba era de otro. Quiso matarlos, por despecho, por celos y rabia, pero imaginar un mundo donde Marbella no existiera, era más doloroso que lo que sentía. «Solo está confundida, es porque nunca me ha dado una oportunidad, cuando sienta mis besos, mis caricias, cuando sienta mi amor, ella ya no querrá nada más, ni siquiera a Lugh Ackerman», pensó, engañado. Bajó la pistola, decidió irse, pero al dar un traspié, crujieron unas ramas que pisó, lo que provocó el miedo de Marbella. La mujer se levantó como un resorte, asustada, corrió a la ventana, escuchó el motor de un auto, sus ojos se abrieron enormes. —¿Bryce? ¿Qué hace aquí? —murmuró incrédula, sintió un escalofrío, aseguró bien la puerta, y cubrió la ventana con una manta evitando que se mirara nada. Volvió a los brazos de Lugh, se acurrucó en su pecho para ya no sen
—¡No estoy celosa! Incluso si ella te gusta, no me importaría, pero debes ser sincero, si quieres el divorcio solo debes decírmelo. Los ojos de Niall miraron a la chica con dolor, salió tan rápido como pudo, no podría soportar más. Cory se quedó ahí, detenida, sus ojos se volvieron llorosos, su mente estaba confusa, odiaba la sola idea de ver a Niall con esa mujer, perder la adoración que le profesaba. «No es amor, pero ¿qué puedo saber yo de amor, cuando estuve al lado de un hombre que jamás me amó?», pensó. Cory tocó su cabeza, se sintió enferma. Lugh y Marbella volvieron a casa, apenas llegaron, la abuela corrió a abrazar a su nieto. —¡Lo siento tanto, Lugh! Lugh abrazó a su abuela. —Estaré bien, abuela, todo lo que me importa ahora es que Celestia sea feliz, yo siempre seré su padre. La abuela Delia tocó su rostro con ternura. —Gracias, Marbella, por estar con mi nieto y amarlo tanto. Marbella sonrió ante sus palabras. Escucharon voces en el pasillo, al ir hasta ahí, Lu
Niall se alejó de Lucy, no podía besar a alguien, no amaba, no podía ser infiel a Cory así ella no lo amara, cuando alzó la vista la vio ahí, sintió un miedo terrible de perderla, aunque recordó que nunca fue suya. Nial estaba por ir tras Cory, pero Lucy lo detuvo. —No te vayas, no me dejes sola. —El chofer está afuera, te llevará a la mansión Ackerman —dijo y se fue. Cory salió de prisa, no podía quedarse ahí y reclamar. «¿Qué reclamaría? ÈL nunca fue mío, lo usé por despecho, y no importa si siento celos, o si me guste, no importa eso, porque èl merece ser feliz, y yo no sé si soy capaz de hacerlo feliz, cuando no puedo ni hacerme feliz a mí misma», pensó Iba a su auto, cuando Bryce apareció y cerró su camino. Ella le miró perpleja de verlo ahí. —¿Bryce? ¿Qué haces aquí? —exclamó confusa. Èl sonrió. —¿Viste a tu esposo con otra? Eso debió doler, Cory, dijiste que yo era lo peor, pero Niall te fue infiel en tu propia cara. Las manos de Cory se volvieron un puño de rabia, odi
Lugh quería fulminar a Vanessa con la mirada, cargó a su hija entre sus brazos, quien estaba histérica por su llanto. Marbella no pudo más, tomó a la mujer del brazo, y la llevó a empujones lejos de ahí. Lugh llevó a la niña al carro, con sus hermanos. —Papito, ¿Es cierto? ¿No eres mi papito de verdad? Lugh sintió que esas palabras le dieron un escalofrío, acarició el rostro de la niña, no quería mentir, pero no pudo decir la verdad. —Soy tu padre, siempre lo seré, nada de lo que diga Vanessa es cierto, tú eres mi amada hija, ¿entiendes? Celestia se abrazó a él, aún lloraba, y él podía sentir como su cuerpecito se estremecía por el llanto, odió a Vanessa. «Eres tan mala, como una plaga, ojalá que te mueras, sé que no debería odiar de esta manera, pero de verdad te aborrezco con mi alma», pensó Marbella empujó a la mujer fuera del estacionamiento y un guardia la apoyó. —Ni todo tu dinero te bastará ahora, Marbella, porque ya no quiero nada, quiero más, esa niña vale oro, ¿no?
Celestia corrió hasta encontrar la sombra del árbol de magnolia, se sentó ahí, las lágrimas corrieron por su rostro. Clyde apareció y se sentó a su lado, la niña pegó un brinco. —¡Clyde, me asustaste! —dijo la pequeña —¿Por qué quieres escapar? No te vayas, Celestia, yo te quiero mucho —dijo y tomó su mano. Celestia lo abrazó. —Yo también te quiero mucho, Clyde, pero ya no tengo un papito, mami Vanessa dijo que yo no tengo un papito —la niña lloró y Clyde volvió a abrazarla. —Yo tampoco tengo un papá, ni una mamá de sangre. La niña le miró perpleja. —¿Es en serio? Clyde asintió. —Mi papito está en el cielo, desde ahí me cuida, peor mi mamita verdadera me abandonó. —¿No estás triste, Clyde? Clyde negó. —No, porque tengo a mi mamita Mar, mami me dijo que, hay amores que son del corazón, y son eternos, así que soy feliz, tengo una mamita que me ama, y un nuevo papito que también me ama, soy feliz, ¿Por qué no puedes ser feliz con esto, Celestia? Celestia sonrió, limpió sus l
—¡¿Qué dices, Bryce?! ¡Te escuchas! No eres más que un loco, tú no eres un Ackerman, solo eres un bastardo —Lugh golpeó el rostro de Bryce con un limpio puñetazo que envió al hombre al suelo. Bryce quiso ir contra Lugh, pero este sostuvo sus brazos, y los puso detrás de la espalda, nunca iba a permitir que lo golpeara. El elevador se abrió y los guardias entraron. —¡Llévense a este hombre lejos de aquí! Esta empresa es Ackerman, y tú, Bryce, ¡nunca serás uno! Nunca tendrás lo que es mío, ni mi dinero, mi familia, menos a mi mujer. Bryce le miró con odio, quería golpearlo, pero al final, los guardias fueron más fuertes, lo sacaron de ahí. Lugh miró atrás, y observó con desafío a Harrison, no dijo nada, pero su mirada era como una advertencia, que no perdería lo que él amaba, por nada, ni por nadie. Pina golpeó la puerta de esa habitación, pronto alguien abrió la puerta, la mujer frente a ella, alzó las cejas como si se sorprendiera de verla. —¿Tú que haces aquí? ¿No dijiste que y
Lugh sintió que esa pregunta lo mataba, cargó a Celestia entre sus brazos. —Yo soy tu padre, Celestia. —¡Ya cállate! —exclamó Lugh con rabia. —¡Papito, no grites! —exclamó Magnolia acercándose a ellos, sollozando, asustada. Clyde abrazó a su hermanita. Cornelius observó la escena y salió de ahí. —Lo siento, hijos, estoy un poco alterado. —No me importa, papito, tú siempre serás mi único papito en el mundo —dijo Celestia y abrazó a Lugh Lugh la abrazó con fuerza. —Mi pequeña, siempre te amaré, así como a tus hermanos. —¡Papito, debemos pedirte algo secreto! Acuérdense, hermanitas. —¡Sí! —exclamó Noli Celestia bajó de los brazos de su papá, los niños brincaban con algarabía, las lágrimas quedaron atrás, Lugh sonrió. —¿Qué pasa? Cuénteme, ¿Qué secreto? —Papito, ¿puedes casarte con mi mamita, por favor? Queremos que nuestros papitos se casen como en la boda de tía Cory y Tío Niall. Lugh abrió ojos enormes, sonrió. —¿Quieren que me case con mami? ¡Deseo concedido! Pero, será
—¿Te volverías a casar conmigo? Te amo, y sé que me equivoqué tanto, cada día rezo a Dios para demostrarte que perdonarme es la mejor decisión de tu vida, trabajo en ser mejor para ti, para nuestros hijos, quiero ser tu esposo hasta el último día de mi vida, Marbella, en el pasado fui un cobarde, quiero ser tu héroe favorito, pero una sola palabra tuya bastará para enviarme al cielo o al infierno, justo ahora. Los ojos de Marbella estaban cubiertos de lágrimas, era la primera vez que esas lágrimas no eran de tristeza, sino de felicidad, muchas veces pensó en esto, una reconciliación, la verdad que salía a la luz y Lugh volvía a ser su príncipe azul, ahora sentía que era de nuevo un sueño. Tuvo que pellizcar su brazo, sin que nadie lo notara, el mismo dolor le demostró que era real, y era bueno, quizás la recompensa, luego de tanto dolor, sonrió. —Sí, quiero ser tu esposa, hasta mi último aliento. Él se levantó, estaba emocionado, tomó la sortija, y la puso en su dedo. Lugh besó su