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Todos los capítulos de La esposa traicionada por el CEO: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo 40: Luchar por tu amor
En el hospital. Marbella llevó a su hija al hospital, en el camino la niña no dejó de vomitar, la fiebre no hizo más que aumentar, estaba enrojecida, llena de ronchas, Magnolia lloraba. Marbella estaba muy asustada, sin saber que era lo que había pasado. Al entrar al hospital la llevó a emergencias, el pediatra revisó a la pequeña. Marbella caminaba de un lado a otro, estaba muy asustada, Chloe llegó y ayudó a Marbella con los niños. —¡Estoy tan asustada, Chloe, nunca vi a Magnolia tan pálida y enferma! —exclamó asustada, Magnolia siempre fue una niña muy sana y fuerte. La pediatra apareció. —La niña estará internada hasta mañana, le hemos suministrado suero, puede pasar señora. Clyde se quedó con Chloe. Marbella entró, la pediatra anunció que iba a poner una vacuna a la pequeña. Magnolia comenzó a llorar histérica. —¡No, mami, no quiero un piquete, por favor! ¡No! Marbella sintió que su corazón se estrujaba, la abrazó. —Es necesario, recuerda que una princesa debe ser val
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Capítulo 41: Puedes llorar de verdad
Lugh consoló a Celestia. —Papi, ¿crees que Noli siga siendo mi amiga? —Lo juro, mi amor, Noli seguirá siendo tu mejor amiga. Celestia abrazó a su papá. Luego se recostó, la noche había llegado, la niña se quedó dormida. Lugh salió de la alcoba, se encontró con Vanessa, él la tomó del brazo con fuerza, la miró con odio. —¡Te lo advierto! Irás a pedir disculpas, tus pastelitos fueron los que hicieron enfermar a muchos niños, pagarás sus servicios médicos de tu propio dinero. —¡No lo haré! Él apretó más su brazo. —Lo harás o haré que te demanden. Ella negó. —Sí, lo haré. Lugh bajó la escalera. —¿A dónde vas? —exclamó al verlo salir —¡No es tu asunto! —espetó. Lugh subió a su auto, salió de ahí. Llegó al hospital, pidió permiso y sobornó a algunas enfermeras para entrar en la habitación. —Está bien, señor Ackerman, le dejaré pasar por habernos traído un café caliente. El hombre le dedicó una sonrisa casi sensual a las enfermeras que se derritieron al mirarlo, lo dejaron p
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Capítulo 42: Contra la espada y la pared
Por la noche. El señor Peterson esperó a Lugh en un bar. —Bienvenido, señor Lugh, lo cité aquí porque creo que alguien podría estarnos siguiendo a ambos, bueno, este lugar no es tan malo después de todo, creo que podríamos pasar desapercibidos. —¿Qué es lo que pasó? —Tengo conmigo a la familia de John Kansas, he trabajado en muchos casos, estoy ligado a refugios de personas vulnerables, ahora ellos están bajo protección. —¿Qué fue lo que la familia del hombre le dijeron? —Bueno, la esposa no tiene mucha información, tal parece que su esposo solo es un delincuente de poca monta, quien trabajaba por dinero fácil, así que no supo que hizo, lo cierto es que ese hombre ha sido amenazado durante cinco años con el hecho de que su familia sea maltratada, pero todo empeoró hace unos meses. Lugh se quedó perplejo. —Lo que trata de decirme, es que, hay personas que no quieren que yo sepa la verdad, y están dispuestos a dañar a otros para conseguirlo. El señor Peterson asintió. —Al princ
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Capítulo 43: ¿Es mi hija?
—¿¡Vanessa, Saint?! Muy bien, hombre, tu familia estará bien, haré que te saquen de prisión. El señor Peterson estaba por irse, cuando el hombre lo detuvo. —Señor, ¿jura que cuidará a mi familia? El hombre le miró. —Sí, lo juro, aunque usted debe comprender que lo que hizo, fue un acto terrible. John Kansas asintió. —Lo reconozco, he destruido todo lo que amo, estoy tan arrepentido. El investigador salió y se fue, su chofer le dijo que los estaban siguiendo, detengámonos en la casa del alcalde, supongo que les dará miedo. Además, tengo unos asuntos pendientes con él. Su actuar fue efectivo, cuando los hombres lo vieron detenerse ahí, huyeron despavoridos. —¡Ese hombre tiene nexos hasta con el alcalde! Bryce los maldijo por lo bajo, estaba en una pequeña casa a las afueras de GreenBlue. —¡No me importa lo que tengas que hacer! Pero, si ese hombre ya habló, quiero que se deshagan de John Kansas. Los hombres asintieron, Bryce se quedó solo. —¿Ahora qué haré? Debo callar a Van
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Capítulo 44: Toda la vida no alcanza por un perdón.
Cory se puso muy nerviosa, sintió que había cometido un gran error al hablar sobre eso. —¡¿Quién te dijo esto?! Dime, Cory, ¿de dónde sacaste es información? Cory estaba tembloroso. —No… no lo sé, solo pensé que podría ser posible, solo lo pensé… La chica se alejó de él, se fue casi corriendo. Lugh se quedó aturdido, con todos sus sentimientos volando en su mente. Corrió hacia los niños, Magnolia le saltó encima y él la cargó en sus brazos. —¿Cuándo cumples años, princesa? —Yo cumplo años el siguiente sábado, ¿verdad que sí, Clyde? —Sí, y yo cumplo en dos meses. Lugh sonrió, pensó en las palabras de Magnolia. Comenzó a hacer cuentas, atar cabos, pero su mente era una revolución de nervios, si eso era verdad, eso mismo lo destrozaría. «Habré perdido años de ver crecer a mi hija, además, no tiene sentido, no puedo creer que Marbella sea tan cruel y rencorosa para alejarme de mi hija, no, ella no lo haría», pensó. Marbella apareció y al verlo con sus hijos se puso nerviosa. —
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Capítulo 45: Perdóname, mi amor
El señor Peterson recibió una llamada, se apuró a responder. —Hola, ¿qué dice? —el hombre parecía muy consternado Colgó la llamada y observó a Lugh Ackerman. —Me confirmaron que encontraron muerto al señor John Kansas. Los ojos de Lugh se abrieron enormes, dio un traspié. —¡¿Muerto?! —Dicen que el hombre se suicidó, ahora lo único que tenemos como prueba de la inocencia de la señora Marbella Ronsard es el video que el hombre dejó. El señor Peterson lo envió al teléfono de Lugh. —Tengo varias copias y está guardado en la nube, para evitar que se elimine, o algo malo ocurra, creo que, aquí termina mi trabajo, señor Ackerman, aunque hay algo que me gustaría investigar. —¿Qué es? —Sobre ese accidente de la señora Ronsard, como el auto explotó y ella fue obligada a huir porque creyó que usted intentó asesinarla. Lugh asintió. —¡Yo jamás haría algo así! No entiendo por qué Bryce me acusó de esa forma, sin fundamento. —Bueno, eso es algo extraño, señor Ackerman, que ese hombre lo
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Capítulo 46: ¿Puedes volver el tiempo atrás?
—¡¿Qué dices, Lugh?! —ella intentó alejarlo—. ¡Oh, solo estás borracho! Aléjate Lugh se levantó, la observó, sacó su teléfono, reprodujo el video y se lo mostró. Lo que ella vio a continuación la hizo estremecer, era un hombre, ella apenas pudo confirmar por sus propias palabras que ese hombre era el mismo mesero del restaurante, fue como si el tiempo viniera a ella, recordó aquel día oscuro. «Flashback: Cinco años antes. Marbella llegó a ese restaurante, esa mujer la había llamado, insistió tanto en verse, Marbella no quería, pero era tan amable como la miel, que sintió que rechazarla la haría verse como una mujer despechada. Al entrar el mesero se acercó a ella, hablaron en voz baja, le sorprendió la actitud del mesero, quien le pidió un dinero extra para conseguir una buena mesa, Marbella no dudó en darle algo de dinero, luego fue a la mesa, no vio nada raro en eso. Cuando Vanessa llegó parecía tan dulce como siempre, pero Marbella tenía la guardia alta, había algo en esa muj
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Capítulo 47: Al descubierto
Marbella no podía dejar de llorar, el pasado se mezclaba con las palabras crueles que Lugh le dijo alguna vez. Se levantó luego de eso, notó que ya era el amanecer, ella no había dormido tanto. Decidió irse a dar un baño. Cuando se hizo más tarde, llamó a la abuela. —Hola, abuela, ya que el fin de semana es el cumpleaños de Noli, pensé si podemos adelantarlo el día de hoy, es que ella quiere ir a un parque de diversiones, pero, me gustaría que hoy lo festejemos con ustedes, no tienes que hacer nada, un pastel, unos globos, ella será feliz. —¡Oh, cariño, claro que sí! ¿A qué hora vendrán? Marbella sonrió. —Estaremos ahí por la tarde —aseveró. Cuando Marbella colgó la llamada, se miró al espejo. —Es hora de que pagues por todos tus pecados Vanessa —murmuró como si fuese una sentencia de muerte. Lugh detuvo el auto en casa, bajó, Niall que estaba desayunando en el jardín, se levantó y corrió hacia él. —¿Qué te pasó, Lugh? Parece que vienes del infierno. —Vengo de un infierno,
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Capítulo 48: Un cruel mensaje para Vanessa
Marbella miraba a la mujer con ojos severos, y una sonrisa despiadada. —¿Así que creíste que tu mentira duraría mil años, mujer? Lástima que no hay tonto que te la crea por tanto tiempo, ni secreto que perdure. —¡Son mentiras! No he hecho nada malo, ¡lo juro, Lugh! Piensa en nuestra hija, Lugh, Celestia sufrirá por mi ausencia. —Con lo mala madre que has sido, no creo que mi hija te recuerde. Pina corrió a abrazar a su hija. Vanessa al fin se levantó del suelo. —¡Es toda una mentira! ¡Soy inocente! Marbella me ha acusado, seguro de que pagó mucho dinero, como ahora es rica, pagó para que ese hombre mintiera y dijera cosas falsas de mí, ¡soy inocente! —¡Mejor cállate! Ahórrate las mentiras para cuando llegues con el juez, te aseguro que pagarás por haber enviado a un hombre a la cárcel, cuando la delincuente intelectual has sido tú, quisiste destruir mi vida, lo hiciste, pero ahora, te ha llegado tu día, ahora yo arruinaré tu vida. Vanessa lanzó un gruñido, como si fuese una hie
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Capítulo: Escapar no es la respuesta
Marbella llegó a la mansión, los niños lloraban. Ella se puso frente a ellos, le dolía ver lo que había ocasionado con sus palabras crueles, y ahora se arrepentía. —Mami, ¿por qué te enojas? —exclamó Magnolia Marbella tocó su pecho, ahí yacía una gran culpa, sus lágrimas cayeron y Noli corrió a abrazarla. —No llores, mami —dijo Noli. Clyde también la abrazó. —No llores, mamita, por favor, no quiero verte triste. Marbella los abrazó. —Lo siento, no quise arruinar la fiesta, ¡lo siento! Perdónenme, por favor. —No estoy enojada, mami, no lloremos más, ¿sí? Marbella asintió, acariciando la dulce carita de su pequeña hija. —Vamos, niños, vayan a cambiarse, y luego vamos a comer el pastel de chocolate que hice para ustedes. —¡Sí! —exclamaron al unísono, corrieron a su habitación. —¡Chloe, soy una mala persona! —exclamó Marbella, levantándose, sollozando—. Me volví loca, no me importó nada, ni siquiera los niños, o la pobre Celestia, hubieses visto su carita cuando vio que llevaba
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