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Marbella llegó a la mansión, los niños lloraban. Ella se puso frente a ellos, le dolía ver lo que había ocasionado con sus palabras crueles, y ahora se arrepentía. —Mami, ¿por qué te enojas? —exclamó Magnolia Marbella tocó su pecho, ahí yacía una gran culpa, sus lágrimas cayeron y Noli corrió a abrazarla. —No llores, mami —dijo Noli. Clyde también la abrazó. —No llores, mamita, por favor, no quiero verte triste. Marbella los abrazó. —Lo siento, no quise arruinar la fiesta, ¡lo siento! Perdónenme, por favor. —No estoy enojada, mami, no lloremos más, ¿sí? Marbella asintió, acariciando la dulce carita de su pequeña hija. —Vamos, niños, vayan a cambiarse, y luego vamos a comer el pastel de chocolate que hice para ustedes. —¡Sí! —exclamaron al unísono, corrieron a su habitación. —¡Chloe, soy una mala persona! —exclamó Marbella, levantándose, sollozando—. Me volví loca, no me importó nada, ni siquiera los niños, o la pobre Celestia, hubieses visto su carita cuando vio que llevaba
Marbella iba junto a Chloe y los niños, al llegar al aeropuerto, los niños lloraban. —No quiero irme, mami, quiero despedirme de Celestia, y quiero ver a… ¡Mami, no quiero irme de aquí, aquí me gusta, por favor, mami, quedémonos! —exclamó Magnolia. Marbella la abrazó, también abrazó a Clyde. «¿Qué debo hacer, Dios mío? No sé qué debo hacer, solo quiero huir de todo esto», pensó. Escuchó que anunciaban el vuelo, debían estar en la zona para arribar, intentó llevar a los niños que no dejaban de llorar, caminaron a su lado, tomados de la mano. —¡Marbella! Ese grito fue como si viniera de su imaginación, cuando lo volvió a escuchar, se giró a mirar, no era su fantasía, era real, ¡Lugh estaba justo detrás de ella! —¡Papito! —Magnolia soltó la mano de su madre, y corrió hacia Lugh, Marbella no pudo detenerla, viendo como siu hija corría hacia su padre. Las lágrimas rodaron por el rostro de Marbella. Lugh abrió los brazos y la pequeña saltó a ellos como si fuera un salvavidas. —¡Pap
—¡Suéltenla! ¡Ella es inocente! —exclamó Lugh desesperado. —¡Señor, tenemos que llevarla, allá podrán llamar al abogado y arreglar su situación! —sentenció el policía —Chloe… —Exclamó Marbella—. Llamar al señor Harrison, que me libere cuanto antes, cuida a los niños —ordenó Marbella —¡Llamaré al señor Harrison! —exclamó Chloe—. ¡Cuidaré a los niños, no te angusties, Mar! Marbella se calmó. —Iré con ustedes, no tienen que armar un escándalo —sentenció severa, los policías la soltaron, ella miró a sus hijos—. Mamá vendrá pronto, vayan con Chloe. Ella tuvo que salir con ellos, mientras escuchaba a sus hijos que aún la llamaban, fingió una calma que no tenía, no quería asustarlos más. «¡Soy inocente! Dios mío, ¿qué es esto? ¡Mis hijos, debo ser fuerte por ellos!», pensó. Lugh cargó a Magnolia, tomó la mano de Clyde, y fueron al auto. —Iremos a la mansión, los dejaré ahí, y luego iré por Marbella. —¡Papito, salva a mamita, te lo suplico! —Claro que sí, cariño, es toda una confusi
—¡Cállate, Bryce! No te metas en asuntos que no te importan. Bryce enfrentó a Lugh. —¡Todos los asuntos de Marbella son asuntos míos! Lugh lo tomó del cuello de la camisa. —¿Ah sí? ¿Desde cuándo? Contéstame, ¿o es un asunto de tu mente fantasiosa? ¡Entiende, hombre! ¡Marbella nunca te va a amar! ¿Qué haces con Cordelia? Bryce se quedó sin palabras. —¡Ya basta, Bryce! Déjanos en paz, sé lo que hago, puedo defenderme por mí misma. —¿Sí? ¿Así como cuando este infeliz te quiso matar y tuviste que escapar por su culpa? Lugh le dio un fuerte golpe en el rostro, los policías los separaron. —¡Basta! Lugh se calmó, los policías lo dejaron pasar. Marbella subió al auto con Harrison Duncan, que estaba angustiado. Se fueron. Bryce y Lugh aún se miraron fijamente con un desafío. —Ella nunca volverá a ser tuya. Lugh esbozó una sonrisa burlona. —Tú eres un perdedor, entiéndelo, ¡Marbella podrá odiarme, pero me sigue amando! Siempre me amará a mí, en cambio, tú puedes soñar con ella, s
—¿Qué haces, Bryce? —exclamó Cornelius El hombre logró guardar la jeringa sin que lo viera. —Yo… —¡Sal de aquí! Ni siquiera tienes ropa médica. Bryce miró a Vanessa con rabia, salió deprisa. Cornelius miró a la mujer, sintió pena por verla así. —Mira en lo que terminaste, Vanessa; al menos me dejarás en paz, al menos que estés aquí, postrada en esta casa, es un alivio para mí, nuestro secreto está a salvo, Lugh no sabrá la verdad, no me odiará, deberías morir, Vanessa, dejarnos en paz para siempre, así Lugh podría ser feliz con Marbella, y con Celestia, haznos el favor, muérete —sentenció y salió de ahí. Mansión Ackerman. Cuando Lugh llegó, encontró a su abuela despierta. —Hijo, ¿cómo está Vanessa? Me enteré de lo que pasó. Lugh bajó la vista, se veía angustiado. —Vanessa está en coma. La abuela se quedó perpleja. —¡Dios mío! Rezaré mucho por ella, Lugh, lo prometo. Él le agradeció. —¿Y Marbella? ¿Se fue a su casa? La abuela negó. —Se quedó aquí, debe ser porque vio mu
Al día siguiente. Marbella abrió los ojos, se levantó sin mover a los niños, se quedó perpleja, observó a Lugh dormido sobre un sofá. «Tal vez volvió en la noche» Marbella tomó una frazada y la puso sobre su cuerpo. Ella fue al cuarto de baño, se dio una ducha con agua caliente. Lugh se despertó, fue al cuarto de baño, cuando se encontró con esa imagen, su corazón latió de prisa, era Marbella. «Es la mujer más hermosa en mi corazón, te amo, Mar» Se acercó lento como pudo, no podía quitar su mirada de su grácil figura. Ella estaba por salir, cuando se encontró con la fuerza de su mirada. —Lugh… Él se acercó, parecía casi un depredador ante su presa, moría por probar sus labios, volver a amarla como en el pasado. Ella tomó la toalla, cubrió su cuerpo, Sus manos estrecharon su cintura, no pudo escapar, sintió como estaba por reclamar sus labios, cuando ella la detuvo. —Lugh, basta, los niños están aquí, además, no quiero esto… Lugh bajó la mirada con tristeza, asintió, domin
Todos se unieron para buscar a Celestia. Cory y la abuela se quedaron con Magnolia y Clyde, quienes no dejaban de llorar. —Quiero ver a Celestia, no quiero que nada le pase a mi hermanita. Clyde abrazó a Magnolia. —Celestia va a volver, Celestia no puede abandonarnos —dijo Clyde. Cornelius corrió desesperado hacia el bosque, Lugh lo siguió y Marbella fue tras él. Sin embargo, se dispersaron tanto, que Marbella quedó varada por un rumbo, Lugh se fue tan rápido, que ni notó que ella iba detrás, siguiéndolo, Marbella, por cara dura, se negó a hablarle. Miró, a todos lados, pronto iba a oscurecer, temía que si la niña estaba por ahí, tendría frío o se asustaría. Hasta que escuchó ese llanto. Se quedó en silencio, siguió el sonido, entonces la encontró. Celestia estaba en el mismo lugar que ella adoraba, bajó el árbol de magnolia. —¡Celestia! —exclamó al verla La niña alzó la vista, chilló. —¡Quiero a mi mamá! Marbella la cargó en sus brazos. —Tranquila, cariño. —¿Mi mami se
El señor Peterson subió a su auto, condujo, mientras escuchaba la grabación de la plática que había sostenido con el señor Bradley, asintió al aprobar que tenía las pruebas para hundir al último hombre que estaba detrás de la mala suerte del señor Ackerman. —Otro caso resuelto, muy bien, debo enviar las pruebas al señor Ackerman. Peterson observó que ya casi iba a oscurecer, decidió detenerse a un lado de la carretera desolada. Escribió un correo electrónico, adjunto la grabación, y envió el correo, sin embargo, su teléfono se apagó por falta de batería, antes de que el correo se enviara, maldijo entre dientes, solía olvidar cargar su teléfono, pero se alegró de tener una pila portátil, abrió la guantera, tomó la batería, y de pronto sintió ese golpe contra su auto, miró por el espejo, sintió rabia, pero luego tuvo miedo. ¿Qué clase de loco o ebrio podría chocar a un auto estacionado, fuera del camino? El hombre iba a encender el auto para irse, cuando un hombre romper su ventanil