Marbella sintió un terror en su sangre, tragó saliva, una lágrima corría por su piel, entonces lo supo, ese hombre era el auténtico culpable de todo, pero no tenía forma de culparlo. «No por ahora, pero las tendré, creíste que ibas a destruir todo lo que amo, Bryce, ahora yo debo detenerte» —Sí, lo haría… —dijo con voz débil —¡Oh, Marbella! ¿De verdad crees que soy esa clase de monstruo? —¡No juegues conmigo, Bryce! ¿Harás esto o no? —Bien, si es lo que quieres, pero debo verte, hoy por la noche, yo te dirè el lugar, te daré las pruebas que necesitas para liberar a tu amado Lugh, pero, después, debes ser toda mía. Él colgó la llamada, ella sintió escalofríos, cayó al suelo, sollozando. Harrison la levantó enseguida. —¡Marbella! —Escúchame, Lugh es inocente, sé quién es el culpable, ¡es Bryce! Pero para detenerlo, me quiere a mí con él. —¡Nunca! —gritó Harrison—. Eso sería un suicidio, Marbella. —¡No me importa! Haré todo por salvar a Lugh, ¡no podría soportar verlo en ese lu
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