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Todos los capítulos de ¡Jefe! Seremos padres: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Le pregunté a Inés si sabía cuál era el motivo de su cortesía, ella me dijo que estaba con una de esas rubias que solía visitarlo, entonces entendí por qué se había dignado a salir a recibir el café hasta el puesto de Inés. Después de haber entregado el café me retiré a cumplir con mi labor, dos horas más tarde el jefe de recursos humanos me pidió subirle unos documentos a Inés.Cuando estaba llevando los documentos me sentí un poco débil, pero no le presté mucha atención, cuando llegué donde Inés estaba hablándole y sentía que me desmayaba, estuve a punto de desmayarme y ella me ayudó a mantenerme de pies, sentándome unos minutos en el asiento que había estado antes. Ella me preguntó que si sabía las razones por las cuales me estaba sintiendo así y le dije que no, pero que debía ser por lo que estaba trabajando con químicos fuertes para realizar la limpieza. Ella asintió diciendo que sí, cuando me sentí un poco mejor me retiré, me faltaba poco para terminar mis labores y al menos
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Estuvimos allí hablando durante horas, logré mantenerme en calma, Inés me aconsejó ir a casa, que ella se encargaría de decirle al jefe que me habían dado un día de reposo, así podría esperar a que me entregaran los exámenes y tener la prueba para enfrentarlo. Decirle lo que estaba pasando.Ella me ayudó a abordar un taxi y fui directo a la casa, el dinero que tenía no me alcanzaba por lo que ella me prestó, de todos modos el fin de semana recibiríamos nuestro salario, así podría devolverle lo que me estaba prestando. Había llegado a casa y cancelé el servicio, le toqué a mi hermano, porque de la preocupación no era capaz ni de encontrar las llaves, las manos me temblaban, él me abrió y me preguntó que hacía tan temprano en casa y le dije que me había sentido mal y me habían enviado a descansar. —¿Te das cuenta? ¡Te lo dije! Debes descansar más. Si te hubieras casado con alguno de los pretendientes en el pueblo, no tendrías que llevar la vida que estas llevando ahora, ya no tienes t
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—Señorita Clark, permítame comprobar su temperatura, no tiene fiebre, me pregunto qué es lo que la pone tan nerviosa. Se quedó mirándome con esos hermosos ojos que parecían un par de luceros, se acercó un poco más, los nervios me estaban ganando, el olor de su perfume me desagradaba, me daban ganas de salir corriendo al baño, pero lo estaba controlando. —Señorita Clark, no soy médico, pero presiento que puede ser algo, permítame intentar hacer algo por usted, no se vaya a desmayar ni vaya a salir corriendo, por favor. Se acercó un poco y empezó a desabrochar mi camisa, le pregunté que qué estaba haciendo, mi piel se había erizado y los nervios me estaban matando, me dijo que no me preocupara, que solo me haría un masaje, había descubierto mis hombros dejando mi camisa hasta la mitad de ellos. Me pidió ponerme de lado y eso hice con su ayuda, empezó a masajear mi cuello, mi piel se había erizado a un punto que no comprendía, me estaba pareciendo algo de otro planeta. El masaje que
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—No me importa, de todos modos tengo una solución, pagaré lo que sea para que se deshaga de esa cosa, no quiero tenerlo. No quiero ser padre y mucho menos con una mujer como usted, si sale positiva la prueba ya sabe lo que tiene que hacer. Debe deshacerse de ese embarazo, a ninguno de los dos nos conviene. —Es usted un canalla, señor Ivanov, no pensé que fuese actuar de este modo, no esperaba verlo feliz, pero tampoco que pretendiera que me deshaga de un niño que no tiene la culpa del error del cual fuimos víctimas. Usted puede decir lo que desee, pero voy a tener a mi hijo y si usted no quiere ser parte de esto no hay problema, lo tendré sola. Le advierto de una vez, para que después no vaya a pensar que lo hago por interés. Mis padres aún no saben nada, pero son unas personas muy religiosas y pegados a nuestra cultura y tradiciones, por lo que en cuanto se enteren lo que van a hacer es que usted asuma su responsabilidad. Lo más seguro es que me pidan casarme con usted, no lo van a
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Nos sentamos en las sillas de espera, pero tuvimos que movernos porque estábamos ocupando espacio, estábamos afuera del centro de salud y ella me estaba abrazando para consolarme, cuando vimos caminar a Ivanov hacia nosotras, traté de esconder los resultados. —¿Usted qué hace fuera del puesto de trabajo? ¿Quién la autorizó a dejar su puesto de trabajo señorita Santos? —Señor Ivanov, disculpe usted, pero pedí permiso y mi jefe me lo dio, decidí acompañar a mi amiga, me dijo que no me tomara mucho tiempo, en unos minutos regresaré a mi puesto de trabajo. —No sé si se da cuenta, señorita Santos, que yo soy el jefe de su jefe y por ende también soy su jefe. Para la próxima que se me informe, debe saber que cualquier decisión que tengan que tomar, quién debe autorizarla soy yo. —Sí, señor, disculpe, regresaré a mi puesto de trabajo, amiga, vamos, no me gustaría dejarte aquí sola, tomaremos un taxi cuando me deje en la empresa pagaré para qué te lleve hasta tu casa. —No, Señorita Santo
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—Señorita Clark, pensé que usted era un poco más adulta, eso explica muchas cosas, me supongo que es más difícil para usted tener un hijo a esta edad y mucho más si no lo tenía planeado. Me disculpo por mi comportamiento. No fue mi intención ofenderla, pero quiero que sepa qué encontraré una solución, no le daré la espalda con el asunto. Deme esta noche para pensar en qué podemos hacer y encontrar una solución prudente y adecuada para los dos, que no implique deshacerse del embarazo. —No me extraña, es la manera en que siempre se comporta como un inepto y arrogante —murmuré —¿Qué ha dicho, señorita Clark? Habló tan bajo que no logré escuchar lo que dijo. —Dije que si no tengo de otra entonces esperaré, si el puesto al que ha removido a Inés no es conveniente o no le sirve, es mejor que le regrese su trabajo, no quiero salir adelante pasando por encima de los demás, no soy ese tipo de personas. —Señorita Clark, ya le he dicho que he removido a Inés a un puesto similar, solo que en
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Mientras cenábamos trataba de responder todas las dudas de mi hermano, que parecía no querer dejarme descansar con tantas preguntas, para las cuales claramente no tenía una respuesta. Al menos no para la mayoría de ellas, pues no había querido contarle que Ivanov había querido primeramente deshacerse del hijo que esperábamos, preferí ahorrarme el que supiera qué tipo de hombre era en realidad. Mi teléfono empezó a sonar, no reconocía el número, pero aun así decidí responder, quizás era de la institución donde realizaría la especialización, pero al responder me di cuenta de que era Ivanov. Por momentos me había quedado paralizada escuchando su voz, él estaba llamando para saber cómo estaba y si había descansado, preguntó como me sentía. Su repentino interés me parecía demasiado extraño, pero respondí a sus preguntas, se despidió diciendo que me vería al día siguiente en la oficina y que no olvidara llevar ropa adecuada porque asumiría el cargo como su secretaria. Antes de que pudie
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Desperté, miré la hora, me di cuenta qué habían pasado al menos 4 horas, me sentía mucho mejor, estaba saliendo de mi habitación. Escuché a mi hermano en la suya, estaba escuchando música o quizás jugando videojuego, estaba hablando solo como solía hacerlo cuando se concentraba a jugar a los videojuegos en línea. Revisé mi móvil y me di cuenta de que Erika e Inés me habían estado escribiendo, les respondí. Inés me dijo que el jefe le había estado preguntando, si había hablado conmigo en el transcurso del día, me dijo que parecía muy interesado en asumir su responsabilidad, a lo que le respondí que no me interesaba, que de todos modos era su deber. Me dirigí a la habitación de mi hermano para saludarlo, me correspondió el saludo y me dijo que en un par de minutos saldría para hacer la cena, le dije que estaba bien y salí para beber un poco de agua, fui a por mi laptop y me senté en el sofá para verificar la información de aquella especialización que quería hacer. Me preguntaba qué t
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Mientras cenábamos trataba de responder todas las dudas de mi hermano, que parecía no querer dejarme descansar con tantas preguntas, para las cuales claramente no tenía una respuesta. Al menos no para la mayoría de ellas, pues no había querido contarle que Ivanov había querido primeramente deshacerse del hijo que esperábamos, preferí ahorrarme el que supiera qué tipo de hombre era en realidad. Mi teléfono empezó a sonar, no reconocía el número, pero aun así decidí responder, quizás era de la institución donde realizaría la especialización, pero al responder me di cuenta de que era Ivanov. Por momentos me había quedado paralizada escuchando su voz, él estaba llamando para saber cómo estaba y si había descansado, preguntó como me sentía. Su repentino interés me parecía demasiado extraño, pero respondí a sus preguntas, se despidió diciendo que me vería al día siguiente en la oficina y que no olvidara llevar ropa adecuada porque asumiría el cargo como su secretaria.Antes de que pudiera
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Estando en mi habitación no pude evitar pensar qué mi hermano tenía razón, a quién quería engañar, no podía negar que Ivanov me gustaba, pero desde los últimos días había cambiado de opinión y el hecho de que me hubiera pedido que me deshiciera de un bebé inocente, había sido la gota que había derramado el vaso. Cuando no lo conocía bien, incluso aunque fuera mi jefe solía pensar que era una persona demasiado atractiva y esperaba que su belleza estuviera acompañada de buenos valores y modales, tales como solidaridad y bondad, no imaginé que fuera la clase de hombre que había descubierto en los últimos días. Antes de conocerlo bien no me impresionaba su dinero y nunca iba a ser así, me gustaba el hecho de que fuera una persona centrada a pesar de parecer inútil y arrogante, siempre parecía una persona ordenada y coherente, pero me había dado cuenta de que lo tenía en una estima diferente a lo que realmente era. Intentando dejar de pensar en él, decidí escuchar un poco de música para
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