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Nos sentamos en las sillas de espera, pero tuvimos que movernos porque estábamos ocupando espacio, estábamos afuera del centro de salud y ella me estaba abrazando para consolarme, cuando vimos caminar a Ivanov hacia nosotras, traté de esconder los resultados.

—¿Usted qué hace fuera del puesto de trabajo? ¿Quién la autorizó a dejar su puesto de trabajo señorita Santos?

—Señor Ivanov, disculpe usted, pero pedí permiso y mi jefe me lo dio, decidí acompañar a mi amiga, me dijo que no me tomara mucho tiempo, en unos minutos regresaré a mi puesto de trabajo.

—No sé si se da cuenta, señorita Santos, que yo soy el jefe de su jefe y por ende también soy su jefe. Para la próxima que se me informe, debe saber que cualquier decisión que tengan que tomar, quién debe autorizarla soy yo.

—Sí, señor, disculpe, regresaré a mi puesto de trabajo, amiga, vamos, no me gustaría dejarte aquí sola, tomaremos un taxi cuando me deje en la empresa pagaré para qué te lleve hasta tu casa.

—No, Señorita Santo
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