Sentir a Uriel es tan liberador, se siente tan correcto. Lo que sea que esté murmurando en alemán, está bien, no me importa. Solo me centro en el sabor de su sangre en mi lengua, de sus labios recorriendo mi cuerpo desnudo. Mis manos en su cabello imploran por más, quiero más de él, quiero todo de él, quiero... No.Esto no tiene sentido. Gran parte de mí siente que lo mejor es entregarme a Uriel, permitirle hacerme tan suya como hacerlo mío. Pero eso está mal... No, mal no, solo que no es el momento. Es demasiado pronto. Lo conocí hace un mes y aunque ha sido de gran ayuda en el caso, no es suficiente.Debo controlarme, controlarlo, controlarnos.Uriel se tensa. Cuando me ve, su mirada es una plegaria.—No, por favor no.¿No qué? No puedo seguir adelante, no cuando mi vida y la de otros se está cayendo a pedazos. No cuando le dije que lo amaba cuando eso no es cierto.Este momento en específico me hace recordar aquella vez en que Ventura me rogó que no hiciéramos nada. Es tan vago el
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