IDRIS LYNCHMis caderas se comenzaron a mover, buscándolo mucho antes de que lo liberara de sus pantalones. Estaba enloqueciendo, suplicando por sentirlo apoderarse de mí. Quería derretirme en su cuerpo, ahogarme entre gemidos y placer. Estaba sedienta de él. Tal vez no era el momento, ni el lugar indicado, pero ya no aguantaba más, y sus gruñidos contra mi oído precedieron la suave presión entre mis piernas, era él, entrando suavemente en mí, torturándome centímetro a centímetro, consumiéndome en su calor, provocando que mis uñas se hundieran en su espalda, transmitiendo mi ardor y mi necesidad. Sus ojos se clavaron en mí y sonrió de esa manera pícara y soberbia, era esa sonrisa que solo usaba conmigo. Quería sostener su mirada, pero sus embestidas me enloquecían. Tomó mi rostro con una mano y se acercó lentamente a mi oído. —Gime para mí… Grita mi nombre, Idris, quiero oírte…Me abracé con fuerza a su cuerpo, pues sabía que la delicadeza desaparecería y me convertiría en una muñec
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