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Todos los capítulos de La princesa de la Mafia: Capítulo 21 - Capítulo 26
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Capítulo 21
La noche estaba impregnada de un silencio que parecía contener todo lo que no habíamos dicho en días. La ciudad afuera, con su bullicio distante, se desvanecía mientras caminábamos hacia la habitación. A medida que la puerta se cerraba detrás de Alonzo, la tensión entre nosotros se volvió insoportable, como si el aire mismo estuviera cargado de promesas no cumplidas.Él se detuvo frente a mí, observándome de una forma que me heló el alma y al mismo tiempo me quemó. La atmósfera estaba tan cargada que ni siquiera sabía por dónde empezar. Podía ver sus ojos fijos en los míos, como si estuviera esperando que yo dijera algo, pero las palabras se me atascaban en la garganta.—Dominika... —dijo, su voz baja y cargada de algo que no supe identificar al principio. No era solo deseo. Había algo más, algo más profundo que se desbordaba entre nosotros. Algo que ni siquiera él parecía entender completamente.Me acerqué un paso, mis piernas temblando ligeramente bajo la presión que sentía. Mis pal
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Capítulo 22
La habitación estaba en penumbra, bañada por la tenue luz que se filtraba entre las cortinas. El aire tenía un peso extraño, cargado de todo lo que había ocurrido la noche anterior. Aún podía sentir su presencia en cada fibra de mi cuerpo, como si los eventos recientes no quisieran desvanecerse.Alonzo estaba de pie frente al espejo, ajustándose la camisa con movimientos precisos y controlados, como si su mundo entero dependiera de cada botón que cerraba. Parecía imperturbable, pero yo sabía que no era así. Nadie podía mantener tanta calma después de lo que habíamos compartido.—¿Qué sucede ahora? —pregunté, rompiendo el silencio opresivo que llenaba la habitación. Mi voz apenas fue un murmullo, un intento vacilante de entender qué pasaría entre nosotros.Él se detuvo un momento, inclinando ligeramente la cabeza hacia un lado antes de girarse para mirarme. Sus ojos, oscuros e insondables, estaban cargados de algo que no podía identificar del todo.—Ahora seguimos adelante. —Su tono er
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Capítulo 23
—Hemos estado revisando los detalles del trato con los cárteles. —La voz de Alexey se mantuvo firme mientras señalaba los documentos frente a él. —Las negociaciones avanzan, pero requieren un toque final. Uno que tú, Dominika, estás perfectamente capacitada para manejar.Un silencio cayó sobre el salón mientras procesaba sus palabras. Sabía lo que significaban antes de que él lo dijera.—¿Qué quieres que haga? —pregunté con un tono neutral, aunque mi mente ya anticipaba su respuesta.—Quiero que regreses a México con Alonzo. —Se inclinó hacia adelante, apoyando ambas manos sobre la mesa, sus ojos clavados en los míos. —Deberán asegurarse de que las armas y los hombres estén listos para ser enviados en las próximas semanas. Además, necesitamos garantías de que cumplirán con los términos.Sentí un nudo en el estómago. No por la tarea, sino por la compañía.—¿Y si se niegan? —pregunté, manteniendo mi voz firme.Alexey sonrió, pero su sonrisa era como una hoja afilada: cortante, precisa y
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Capítulo 24
—Entonces dime que pare. —Su voz era un reto, sus labios a centímetros de los míos. —Dime que no sientes lo mismo, y lo haré.Lo miré, mi mente luchando contra mi cuerpo, pero no pude decir nada. El silencio que siguió fue suficiente para que él se inclinara, sus labios encontrando los míos en un beso que no pedía permiso.El fuego que había intentado sofocar durante semanas estalló en llamas. Mis manos se aferraron a su camisa, tirando de él con la misma desesperación con la que él me sostenía. Nuestros movimientos eran bruscos, cargados de una urgencia que no podíamos contener.Finalmente, rompí el beso, respirando con dificultad, pero Alonzo no retrocedió.—Esto no cambia nada, —dije, intentando recuperar algo de control.—Lo cambia todo, Dominika. —Sus ojos brillaban con una intensidad peligrosa. —No soy el tipo de hombre que deja ir algo que le importa. Y tú… —Hizo una pausa, su mano acariciando mi mejilla con sorprendente ternura. —Tú me importas más de lo que debería.Quise rep
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Capítulo 25
El calor seco de México me envolvió apenas descendí del avión, pero esta vez no me desconcertó. Había caminado por esta misma pista antes, insegura, cuestionándome si realmente estaba preparada para enfrentar este mundo. Ahora, mis pasos resonaban con confianza, los tacones golpeando el asfalto como un recordatorio de cuánto había cambiado desde entonces.A mi lado, Alonzo caminaba con esa actitud relajada que parecía irritarme más que tranquilizarme. Su mirada recorría el horizonte, pero sabía que no estaba viendo el paisaje, sino calculando posibles amenazas.—Sigo sin entender por qué vinimos personalmente. —Su voz rompió el silencio con una mezcla de sarcasmo y preocupación.—Porque los cárteles no respetan la distancia. —respondí sin mirarlo, enfocándome en los autos blindados que esperaban al final de la pista. —Prefieren ver a las personas cara a cara antes de decidir si confiarán en ellas.—¿O matarlas? —replicó, su tono más ligero de lo que la situación ameritaba.Le lancé un
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Capítulo 26
ALONZOLa fábrica se alzaba ante nosotros como una sombra amenazante bajo la luz de la luna. El lugar parecía desierto, pero sabía mejor que confiar en las apariencias. Los polacos no eran amateurs; si habían elegido este lugar, era por una razón.—Manténganse alerta. —susurré mientras avanzábamos, mis sentidos afinados por la urgencia de encontrarla.El primer disparo rompió la quietud, y el caos se desató.Los hombres de la Bratva reaccionaron con precisión, tomando posiciones y devolviendo el fuego. Vicente estaba a mi lado, cubriéndome mientras me movía hacia el interior de la fábrica.Cada paso era un recordatorio de lo que estaba en juego. Ella. Dominika estaba aquí, en algún lugar de este infierno, y no me detendría hasta encontrarla.Una ráfaga de disparos pasó cerca, y me cubrí detrás de una columna mientras evaluaba la situación.—¡Alonzo! —gritó Vicente desde detrás de un contenedor. —Creemos que está en el ala este.Asentí y comencé a moverme, eliminando a cualquiera que s
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