LA REINA DEL MAFIOSO. Capítulo 3.
Adelina abrió los ojos en un habitación totalmente desconocida, había ventilación dándole frescura aún cuando estaba muriendo de calor por la chimenea que continuaba encendida. La cabeza le dolió como si se hubiese golpeado con un ladrillo, su sien pulsó demasiado como para levantarse tan rápido como deseó hacerlo. Aturdida, confusa y con los ojos lagrimeando un poco debido a enfocar luz de golpe, se sentó en la cama tratando de recordar como llegó a ese sitio y que hacía allí. Su mente la llevó a ese tipo en el callejón, el terror la cubrió, pero todo se aclaró cuando evocó al tipo de su edificio. Se revisó la ropa asustada al recordar que la drogó, pero toda estaba en su sitio, no estaba atada y tampoco tenía ningún tipo de marca. Él dijo que solo quería hablar, pero la drogó. Nadie cuerdo le inyecta somníferos a la gente para hablar, por lo tanto, ese sujeto no era alguien normal. Tenía que salir de ahí lo antes posible. Se fijó en las ventanas, yendo a ellas para abrirlas, o
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