Adelina creyó haber escuchado mal. No podía ser verdad que su hermano haya dicho algo como eso. Ella casarse...¿con ese tipo? ¿Que les ocurría? ¿Como creían que eso lo haría? ¡Jamás! __ Estás muy demente si crees que haré esa estupidez. - se acercó a grandes zancadas. - ¿Que te pasa, Walter? ¿Así es como me piensas cobrar tenerme aquí? Su voz sonó más fuerte de lo que quería, pero no había marcha atrás. Para Adelina, tan solo mencionar lo que dijo su hermano era una ofensa enorme. __ No es eso. No saques conclusiones que no son. - le dijo Walter para calmarla. - Esto lo hago por tí y tu seguridad. __ Mi seguridad no es casándome con este tipo. - soltó furiosa. - Mi seguridad no está con alguien que apenas conozco. __ Escúchame, Ad. - la tomó del brazo. - Te siguieron, te quieren para algo y estoy seguro que no es nada bueno. - alegó con enojo. - Aunque esto de matrimonios arreglados no es lo que quiero para tí, tendrás mayor seguridad de ese modo. __ Momento. - intervino Brauli
La interacción entre Braulio y Adelina se volvió en el pensamiento recurrente para ambos. Aunque no desearan aceptarlo, los dos tenían claro que había ocurrido algo, que ni uno ni el otro podían deshacer. Una firma de un pacto. Un sello de un destino.Braulio vio de reojo el rostro de Adelina, quien se quedó atenta a lo que una chica le mostró. Imágenes de como se podía organizar el altar donde se realizaría su boda. Pero no por fascinación, sino porque luego de casi dos semanas en lo mismo, se dio cuenta al fin que...¡se iba a casar! Por mucho que lo supiera, no fue hasta ese momento en que lo comprendió totalmente. La imagen de ellos dos en uno de los altares la dejó congelada. Tendría una boda, ella y el socio o lo que fuese de Walter se casarían.__ ¿Cuál elige? - le preguntó la organizadora. Adelina se quedó en silencio. No supo que decir, las palabras no salieron de su boca, las ideas no llegaron a término, ninguna conectó con la otra. Pidió un tiempo para descansar, sonand
__ ¿De que demonios me acabo de enterar? - la voz de Anne asaltó los oídos de Braulio en cuánto puso un pie en su casa. Cerró los ojos ante la molestia en sus tímpanos casi de inmediato. - ¿Es en serio? ¿Te vas a casar? ¿Con quien? ¿Hija de quien? __ De alguien. Nadie viene al mundo sin tener quien los concibió. - contestó con desinterés, sin ánimo de esconderlo. __ No nos vengas con eso, Braulio. - Silas salió desde la sala. - Vengo perdiendo mi orgullo para comenzar de nuevo contigo y tú ¿que haces? Me muestras que no puedo confiar en que vas a actuar como alguien cuerdo. - lo atacó a viva voz. Su hermano solo expulsó una bocanada de aire y rascó su ceja. - ¿Que put@s te pasa? __ ¿Quien diría que el gran abogado Crown pierde los estribos? - rio en silencio. - La figura intachable se puede arruinar. Aguas con eso. __ No estoy para tus ínfulas de calmado ahora, todos aquí sabemos lo que eres y por qué aún queremos mantenerte domado. __ Cualquiera diría que puedo llegar a ser el c
Zenaida Greenback, fue una persona importante para Braulio cuando sostuvieron una relación años antes. Pero en el momento en el que se marchó, él no le puso trabas ni fue atrás suyo, como fue de esperar.Para alguien como él, quien evitó siempre tener lazos afectivos con cualquiera, eso no era algo que quisiera verse haciendo. Por lo que darse cuenta de las cosas que Silas tuvo que hacer para entorpecer su camino, le hizo saber la desesperación por que él regresara con ellos. Después de todo, los Crown jamás debían ser reconocidos por ser divididos. Sería una vergüenza para ellos, según Harland. __ Sabes que cuando hay problemas, siempre traen la artillería pesada. - trató de bromear para aminorar el impacto de su llegada sin avisos, ni tomar en cuenta su opinión. Puso su mano en el pecho de Braulio para besarlo en la mejilla, sin embargo este respondió con un esquivo abiertamente. La hizo a un lado y se alejó con cara para nada sociable. __ ¿Que haces aquí? - le preguntó directa
Aunque no lo quisiera Adelina tuvo una sonrisa en su rostro desde que comenzó a seguirlo hasta que abrió la puerta para ella en su despacho. Escondió la cara de satisfacción y solo agradeció en voz baja..__ No me tienes que recordar que esto es una boda que nada tiene que ver con afecto entre los dos, pero sí dejé claro que quiero algo memorable. - reiteró sentándose en la silla frente al escritorio. - Y te puedes enojar si quieres, pero amo los días lluviosos. Por eso decidí que quiero rociadores ese día. __ Eres una insistente de lo peor.__ Decidiste atenderme, ahora te aguantas. - reiteró.__ ¿Porqué debería ceder a tus caprichos?__ No tienes que ceder a nada. Solo te estoy avisando que se hará así. - recalcó apartando la mirada cuando él la detalló con la ceja alzada. - Tú obtendrás un beneficio de esto, yo tengo derecho a pedir que se haga a mi gusto y quiero salir mojada de mi boda. Braulio giró su cuello casi de inmediato, por su mente pasaron muchas cosas más, mientras A
La noche cayó y ambos dejaron de percibir las gotas de lluvia en el auto. Braulio jamás era de quedarse dormido en un vehículo, pero la comodidad era tal que no le importó. Ella se veía muy tranquila y para nada mal ubicada en sus brazos. Cerró los ojos una vez más e inhaló el aroma de su cabello, sin moverse más que para verla a través del reflejo del espejo. Era un mujer hermosa. Sus pestañas pobladas eran un deleite al verlas moverse cuando la tenía de frente y sus jodidos labios, quería probarlos una vez más. No se privó de ellos, con sutilidad la hizo hacia su hombro para tomarlos. Sintiendo como al solo corresponderle, aceleró su pulso. No solo eran suaves, sino un manjar que convertía cualquier día uno perfecto para besarlos. Ella le dedicó una mirada cautivante y satisfecha, diciendo con cada pestañeo lo que pensaba. No quería decir algo y arruinarlo. Un sabio sabia cuando era mejor hacer algo en silencio. Siempre seguía esa regla. Por lo que solo la ayudó a vestirse y dep
Braulio pellizcó el puente de su nariz, bufó con cansancio y movió la cabeza, sin entender como era posible que alguien pensara una estupidez tan grande sin tanto esfuerzo, aunque viniendo de Zenaida eso no era de admirar. Tomó sus llaves y pasó a su lado, caminó a la salida. __ Braulio, deja de ignorarme y de idiotizarte de esa...yo era importante para tí. Jamás me trastaste tan...__ Zenaida, es el pasado a lo que te aferras. Madura y acepta que no vuelves por que extrañas lo que éramos, sino lo que sentías al tener eso de mí. - se detuvo por un momento. - No me quieres. Yo no te quiero. __ Tampoco la quieres a ella. No puedes sentir amor repentinamente. - lo tomó del brazo. - Por mi puedes volver a hacerlo porque nos conocemos, nos hemos visto en nuestros peores momentos. Sé que te gusta, sé como calmarte, sé tu gusto por estar solo cuando estás mal. - acarició su mejilla. - Sé todo de tí. __ No sabes nada de mí. - manifestó Braulio quitandole la mano. - Viste lo que yo te most
Adelina sabía quienes eran, no había duda cuando tenían esa misma mirada que él. Salvo que Lena era quien se diferenciaba del color en sus ojos, pero ambos se veían con ese carácter que nadie se atrevía a dirigir la mirada. Walter se puso a la defensiva, viendo solo en dirección de su hermana, pues estaba al tanto de que ellos lo culpaban de la muerte de su hijo, que aún siendo una mentira, tenía claro que podían hacer algo para afectarlos. __ No vengo con intención de nada más que acompañar a mi hijo en este día importante. - dijo Harland con los ojos fijos en Braulio, el cual sin soltar a Adelina optó por ir con ellos.No pensó en verlos ese día. Pero las sorpresas de su padre jamás dejarían de llegar, reiterando el lema de que un Crown jamás estaría solo, pese a percibirse de esa manera. __ Sé como son las cosas. - declaró Lena para la recién pareja. - Pero eres una Crown ahora, así que, ¿puedo abrazarte? __ Supongo que sí. - contestó Adelina mostrándose colaborativa con la rel