LA REINA DEL MAFIOSO. Capítulo 15.
Amoldarse al otro fue cuestión de poco tiempo, por más que se repitieran que las cosas no tenían tanta relevancia en sus vidas, las miradas, los acercamientos y las excusas para ver al otro, delataron su deseo de estar siempre juntos. Aunque el acuerdo inicial fue no vivir juntos, la casa de Braulio se sintió solitaria y Adelina sintió irremediablemente que en donde estaba no era su lugar. Cada día buscaba el rostro de su esposo y cuando lo veía, por fin dejaba de sentir que algo faltaba. Las cenas, las reuniones y todo en lo que pudiera estar presente, era de su interés. Quería verlo, por muy absurdo que se viera, había una necesidad extrema a querer tenerlo lo más cerca posible, escuchar como sus latidos se aceleraban de nuevo, sentirlo una vez más, como en su boda y las horas posteriores al evento. Pero al estar en la mesa, con una cena recién cocinada, debía disimular que el hombre que la veía a cada nada o de reojo, la ponía nerviosa.Se sintió ridícula, pero no podían culparl
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