Adelina movió sus caderas con el ritmo de la música, junto a la escoba que usó para dejar pulcro el sitio donde vivía. Se desplazó de un lado a otro, su cabello siguió el ritmo y sus notas musicales, aún sin oírse podían leerse en sus labios con la canción de una de sus artistas favoritas. Sus vecinos la tacharon como alguien sin decencia al haber circulado por el edificio que se veía con dos hombres distintos por las noches. Pero ella optó por pasarlos por alto. Se preocupó más por su consciencia que por la reputación que otros le crearon, por lo que bailar en pijama, mientras bailaba la canción del momento y que otros imaginaran algo totalmente diferente, la tenía sin cuidado. La música formó parte de su vida desde muy pequeña. Creció con su hermano cerca de un club, del cual Walter le decía toda clase de cosas, que ella comenzó a amar. Tarde se dio cuenta que solo lo hizo para esconder el maltrato de su padre hacia su madre. Que cuando Walter la sacó de su casa para ir a dicho c
Adelina abrió los ojos en un habitación totalmente desconocida, había ventilación dándole frescura aún cuando estaba muriendo de calor por la chimenea que continuaba encendida. La cabeza le dolió como si se hubiese golpeado con un ladrillo, su sien pulsó demasiado como para levantarse tan rápido como deseó hacerlo. Aturdida, confusa y con los ojos lagrimeando un poco debido a enfocar luz de golpe, se sentó en la cama tratando de recordar como llegó a ese sitio y que hacía allí. Su mente la llevó a ese tipo en el callejón, el terror la cubrió, pero todo se aclaró cuando evocó al tipo de su edificio. Se revisó la ropa asustada al recordar que la drogó, pero toda estaba en su sitio, no estaba atada y tampoco tenía ningún tipo de marca. Él dijo que solo quería hablar, pero la drogó. Nadie cuerdo le inyecta somníferos a la gente para hablar, por lo tanto, ese sujeto no era alguien normal. Tenía que salir de ahí lo antes posible. Se fijó en las ventanas, yendo a ellas para abrirlas, o
Para Adelina pensar en la posibilidad de que su hermano fuese un asesino no era algo probable, él le confesó a que se dedicaba realmente tan solo unos meses antes, le prometió no ocultar nada más y tenía la certeza de que así era. Walter era un hombre muy volátil, quizás deshonesto, pero no un asesino. De eso estaba muy convencida. Y ese tipo que ya sabía al menos como se llamaba, lo estaba buscando para matarlo. No podía permitirlo. Lo único que le quedaba era Walter, por ello debía convencer a Braulio de su error.Lo vio desde la habitación que consiguió para dejarla encerrada, fuera del alcance del fuego y todo aquello que pudiera usar para derribar esa casa. Escuchó mas autos llegando al sitio y ver a varios tipos acercándose a Braulio le hizo erizar la piel. No parecían nada amigables. Lo peor de todo fue que viéndose con aspecto de no ser ni un poco amables, solo asintieron a las órdenes que este les dio. Podría pensarse que era por ser su jefe, después de todo el dinero siemp
No todo podía seguir un camino predispuesto. Tal vez no fue lo extraño de los encuentros o lo destinados que estuvieron siempre a encontrarse. Para Braulio solo fue un error poco común, para Adelina una situación más de las que debía olvidarse. Se peinó y arregló su cabello con sumo cuidado en la mañana. No hubo un solo instante en el que pensara en otra cosa que no fuese lo que vio la noche anterior. Pero no podía centrarse solo en eso, no tenía nada que ver con su vida y no tomaría los dilemas de otros. No diría dónde estaba su hermano claramente. Al menos su captor lo entendió y no la dejó morirse cuando estaba dispuesta a hacerlo con tal de no hablar lo que no quería. La libertad le supo a gloria cuando atravesó la entrada de la casa. Una casa que apenas estaba viendo a detalle desde que llegó. Lo que le administró el doctor le ayudó a que no sufriera con los mareos, debido a la debilidad, como horas antes. Por ello tomó una larga respiración y la soltó con la misma lentitud.
__ Tu determinación está en matar al asesino de tu hermano, pero te equivocaste de dirección. - reiteró Walter. - No lo hice yo, ni voy a tomar culpa de algo que apenas me entero. __ Te dije que no lo hizo él. - alzó la voz Adelina para hacerse notar. - No lo asesinó Walter. __ ¿Como lo conoces? - preguntó su hermano al ver la confianza de responder sin temor. __ El señor aquí presente me llevó pacíficamente a su casa para charlar cómodamente, mientras nos bebimos un té. - soltó irónica y Braulio correspondió su mirada. __ La rapté. - reconoció Braulio de frente. __ ¿Tú que? - endureció su voz Walter, viéndose molesto. - Si le hiciste daño...vas a tener que correr al jodido infierno si la lastmaste. __ Estoy bien. No es tan bruto como parece. - Adelina se preocupó por su hermano. __ ¿Te golpeó? ¿Te hizo algo? - preguntó sobre su hombro. __ No, quería saber donde estabas tú. No quise hablar y enfermé...me dejó ir. - añadió sin quitarle los ojos de encima a Braulio. Tenía
Adelina creyó haber escuchado mal. No podía ser verdad que su hermano haya dicho algo como eso. Ella casarse...¿con ese tipo? ¿Que les ocurría? ¿Como creían que eso lo haría? ¡Jamás! __ Estás muy demente si crees que haré esa estupidez. - se acercó a grandes zancadas. - ¿Que te pasa, Walter? ¿Así es como me piensas cobrar tenerme aquí? Su voz sonó más fuerte de lo que quería, pero no había marcha atrás. Para Adelina, tan solo mencionar lo que dijo su hermano era una ofensa enorme. __ No es eso. No saques conclusiones que no son. - le dijo Walter para calmarla. - Esto lo hago por tí y tu seguridad. __ Mi seguridad no es casándome con este tipo. - soltó furiosa. - Mi seguridad no está con alguien que apenas conozco. __ Escúchame, Ad. - la tomó del brazo. - Te siguieron, te quieren para algo y estoy seguro que no es nada bueno. - alegó con enojo. - Aunque esto de matrimonios arreglados no es lo que quiero para tí, tendrás mayor seguridad de ese modo. __ Momento. - intervino Brauli
La interacción entre Braulio y Adelina se volvió en el pensamiento recurrente para ambos. Aunque no desearan aceptarlo, los dos tenían claro que había ocurrido algo, que ni uno ni el otro podían deshacer. Una firma de un pacto. Un sello de un destino.Braulio vio de reojo el rostro de Adelina, quien se quedó atenta a lo que una chica le mostró. Imágenes de como se podía organizar el altar donde se realizaría su boda. Pero no por fascinación, sino porque luego de casi dos semanas en lo mismo, se dio cuenta al fin que...¡se iba a casar! Por mucho que lo supiera, no fue hasta ese momento en que lo comprendió totalmente. La imagen de ellos dos en uno de los altares la dejó congelada. Tendría una boda, ella y el socio o lo que fuese de Walter se casarían.__ ¿Cuál elige? - le preguntó la organizadora. Adelina se quedó en silencio. No supo que decir, las palabras no salieron de su boca, las ideas no llegaron a término, ninguna conectó con la otra. Pidió un tiempo para descansar, sonand
__ ¿De que demonios me acabo de enterar? - la voz de Anne asaltó los oídos de Braulio en cuánto puso un pie en su casa. Cerró los ojos ante la molestia en sus tímpanos casi de inmediato. - ¿Es en serio? ¿Te vas a casar? ¿Con quien? ¿Hija de quien? __ De alguien. Nadie viene al mundo sin tener quien los concibió. - contestó con desinterés, sin ánimo de esconderlo. __ No nos vengas con eso, Braulio. - Silas salió desde la sala. - Vengo perdiendo mi orgullo para comenzar de nuevo contigo y tú ¿que haces? Me muestras que no puedo confiar en que vas a actuar como alguien cuerdo. - lo atacó a viva voz. Su hermano solo expulsó una bocanada de aire y rascó su ceja. - ¿Que put@s te pasa? __ ¿Quien diría que el gran abogado Crown pierde los estribos? - rio en silencio. - La figura intachable se puede arruinar. Aguas con eso. __ No estoy para tus ínfulas de calmado ahora, todos aquí sabemos lo que eres y por qué aún queremos mantenerte domado. __ Cualquiera diría que puedo llegar a ser el c