En el otro extremo del teléfono, Mario miró su celular y sonrió levemente.Nunca había fallado en conseguir lo que quería...Y él quería a Ana,¡así que ella sería suya!…Tras colgar, Ana salió.Carmen, notando su expresión, preguntó: —¿Otra vez problemas con Mario?Ana negó con la cabeza y le confesó la verdad a Carmen: —Nuestra relación había estado mal estos días, pero anoche, cuando él volvió, su actitud cambió, Carmen... No entiendo lo que Mario piensa.Carmen regresó a su habitación y salió con una entrada en la mano.Con una sonrisa, dijo mientras acariciaba la entrada: —Esta es para la exposición de las pinturas de tu madre. Ana, si estás angustiada, deberías ir a dar una vuelta... y regresa a cenar en la noche.La exposición de pintura de su madre...Ana tomó la entrada, acariciándola con cariño.Su madre, de apellido Torres, era muy famosa en la ciudad J a una edad temprana, pero lamentablemente falleció pronto. Las más de cien obras que dejó se vendían en el mercado, cada u
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