Mario, con los dedos temblorosos, tocó el tocador...¡Ana había tomado el diario!De repente, un ligero olor a quemado llegó desde el balcón, el olor de algo carbonizándose... Mario se estremeció, dándose cuenta de lo que estaba pasando, y se apresuró hacia el balcón.Allí, vio a Ana quemando su foto de boda.Y luego, vio el diario, también siendo consumido por las llamas en manos de Ana.Ana estaba sentada allí, observando tranquilamente, como si estuviera quemando algo insignificante.—¡Estás loca!Mario, sin pensarlo, intentó salvar el diario, metiendo sus manos desnudas en las llamas... Ni siquiera tuvo tiempo de pensar por qué lo hacía. Después de todo, solo era un diario.El fuego se extinguió, pero solo quedaba la mitad del diario.Mario, ignorando sus manos quemadas, ansiosamente abrió el diario. La página que se abrió decía: «Mario nunca me amará.»El corazón de Mario temblaba.Al levantar la mirada, la clavó en Ana y dijo: —Al quemarlo, ¿significa que has descartado todo e
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