MAGIA OSCURA. La sala del consejo de Alfas resonaba con la impaciencia de Serafina, quien esperaba a Lorenzo con creciente irritación. Finalmente, llegó un guerrero, jadeante y con la ansiedad pintada en su rostro. —Lo siento, mi señora, tuve algunos inconvenientes para llegar. Serafina lo escrutó y, al no ver a Lorenzo detrás de él, frunció el ceño. — ¿Dónde está tu Alfa? —preguntó con impaciencia. El lobo se rascó la cabeza, incómodo ante la tarea de ser portador de malas noticias. —Mi señora, mi Alfa, pide disculpas, pero mencionó que tiene otros asuntos más importantes que atender que... Serafina, ya insatisfecha, lo interrumpió, exigiendo la verdad. ―¿Qué? ¡Dilo ya! El lobo inhaló profundamente antes de soltar la información con brusquedad. —El Alfa dijo que tiene otros asuntos que considera más importantes y que no vendrá aquí a escuchar sus pataletas. Los ojos de Serafina se abrieron con asombro, y una ceja se alzó en incredulidad. —¿Eso dijo? —Sí, mi señora —respon
Leer más