XOXO.
MAGIA OSCURA. La sala del consejo de Alfas resonaba con la impaciencia de Serafina, quien esperaba a Lorenzo con creciente irritación. Finalmente, llegó un guerrero, jadeante y con la ansiedad pintada en su rostro. —Lo siento, mi señora, tuve algunos inconvenientes para llegar. Serafina lo escrutó y, al no ver a Lorenzo detrás de él, frunció el ceño. — ¿Dónde está tu Alfa? —preguntó con impaciencia. El lobo se rascó la cabeza, incómodo ante la tarea de ser portador de malas noticias. —Mi señora, mi Alfa, pide disculpas, pero mencionó que tiene otros asuntos más importantes que atender que... Serafina, ya insatisfecha, lo interrumpió, exigiendo la verdad. ―¿Qué? ¡Dilo ya! El lobo inhaló profundamente antes de soltar la información con brusquedad. —El Alfa dijo que tiene otros asuntos que considera más importantes y que no vendrá aquí a escuchar sus pataletas. Los ojos de Serafina se abrieron con asombro, y una ceja se alzó en incredulidad. —¿Eso dijo? —Sí, mi señora —respon
DANDO LA CARA. Serafina regresó a la manada, enfurecida por el comportamiento de Lorenzo. Y al llegar, encontró a Brandon jugando con Alessio. ―¡Mama! ―el pequeño cachorro corrió hacia su madre. Pero no pudo evitar notar la expresión molesta, así que le preguntó. ―¿Estás bien mamá? Intentando calmarse, Serafina mostró una sonrisa. ―Sí, cielo. No pasa nada. ― le aseguró y luego saludó a Brandon, quien le sonrió, aunque internamente estaba furioso. —¿Cómo te fue en tu reunión? —preguntó directamente, tomándola por sorpresa y haciéndole entender que sabía que iba a encontrarse con Lorenzo. ―Cariño, ¿Por qué no vas a tu habitación? El tío Brandon y yo tenemos algo de qué hablar. El joven cachorro asintió y se despidió de su tío. Luego corrió hacia el castillo. Después de que Alessio se fue, Serafina hizo la pregunta. ―¿Cómo lo sabes? Pero él no respondió, estaba demasiado molesto y lo único que quería saber era que habían hablado. ―¿Cómo te fue? ¿Me lo vas a decir o no? Serafin
LOS NECESITO A AMBOS. Serafina y Brandon estaban reunidos en el salón cuando uno de los lobos centinelas llegó con noticias. ―Mi Alfa… ―dijo respirando agitado ―En nuestros límites está el Alfa de la manada Shadow, pide verla. Serafina se congeló en su sitio, incrédula ante la noticia. ―¿Lorenzo está aquí? ―Sí, Alfa, y dijo que quería verla. Si se niega, acampará allí hasta que decida verlo. Brandon, a su lado, apretó los dientes, sintiendo la furia de la criatura dentro de él. ―No te preocupes, yo me encargo. Y antes de que ella pudiera negarse, Brandon se transformó en lobo y se dirigió al encuentro con Lorenzo. Serafina tardó un poco en reaccionar. Pero cuando lo hizo, su estómago se tensó al anticipar el enfrentamiento entre Lorenzo y Brandon. Miro al centinela y luego corrió tras Brandon. ―¡Brandon, espera! En las sombras, Alessio, había escuchado la conversación. La emoción lo embargó al saber que su padre estaba allí. La pregunta sobre si Lorenzo había venido por él su
MEDIDAS DRÁSTICAS. Serafina extendió su mano para tocar a Alessio, pero el pequeño se negó a apartarse de su padre y una oleada de frustración invadió. ―Ven conmigo, Alessio. ―No, no quiero irme. Quiero estar con mi padre ― exclamó el pequeño lobo, con voz entrecortada por las lágrimas. ―Alessio, ven conmigo. No te comportes así. Tenemos que regresar al castillo ― trató de razonar Serafina con su hijo, pero el chiquillo se negó y abrazó aún más fuerte a su padre ―Quiero tener a mi padre. ¿Por qué no me dejas? Es mi papá ―sollozó. Las palabras del niño desgarraron el corazón de Serafina, no obstante, se negó a ceder ante sus demandas. ―Alessio, lo diré por última vez, ¡ven aquí! ―¡No! No voy a ir a ningún lado. ¡Quiero estar con mi padre! ― insistió el pequeño con determinación. El pecho de Serafina subía y bajaba rápidamente, y sus ojos se clavaron en Lorenzo mientras lo señalaba como culpable de todo. ―¿Ves lo que hiciste? ¿Para eso viniste? ¿Para eso enviaste esos regalos? ¿
OSCURO PASADO. La noche estaba impregnada de tensión mientras las manadas de Shadow y Sol se enfrentaban en el claro iluminado por la luna. Los Alfas de ambas manadas, Leonardo Bellanti y Rodrigo Scuderi, estaban en el epicentro de la disputa por el manantial de Luna, las manadas estaban pasando por una extrema sequía y el manantial estaba en medio de ambas manadas. Las miradas entre los dos líderes chispeaban como llamas de desafío cuando, de repente, un aullido rasgó el aire. Fue el Beta de la manada Sol, cuyos ojos ardían con una ferocidad desenfrenada. Sin previo aviso, se lanzó hacia la manada de Shadow, provocando un ataque sorpresa. ―¡Rodrigo, esto es una locura! ¡Detén a tu Beta! ―grito lleno de sorpresa Leonardo. Pero Rodrigo, el padre de Serafina, solo observaba con una mezcla de horror y resignación mientras su Beta atacaba sin piedad. La batalla era feroz, cada mordida y arañazo llevaba consigo la intensidad de años de rivalidad. En medio del caos, el padre de Brandon,
OSCURO PASADO (II) La oscuridad se cernía sobre las mazmorras de la manada Shadow cuando Brandon, debilitado y con ojos llenos de furia, era arrastrado en su forma humana. Los lobos guerreros de Lorenzo sostenían con firmeza sus brazos, manteniéndolo en su lugar mientras su energía disminuía con cada paso hacia lo desconocido. Las cadenas resonaron ominosamente cuando lo colocaron en una celda, y Brandon intentó forcejear, pero la debilidad lo envolvía como un manto. La bestia dentro de él estaba hambrienta y cansada. Lorenzo, con una sonrisa burlona, dio un paso hacia delante, observando la desesperación en los ojos de su prisionero. ―Nos volvemos a ver, Brandon ―le dio una sonrisa burlona ―Espero que te sientas cómodo en tu nuevo hogar. ―¿Qué pretendes con esto, Lorenzo? El lobo forcejeaba en vano, su aliento agitado revelaba la falta de fuerzas. La bestia dentro de él, debilitada por la falta de alimento, apenas emitía un susurro de protesta. Lorenzo, con una sonrisa siniestra,
CHANTAJE. ―Alfa, ¿qué hacemos? ―instó el guerrero, sacándola de sus cavilaciones.Serafina lo miró en silencio, sintiendo un nudo en la garganta. Tragó saliva antes de continuar.―¿Ha dicho qué quiere? ―preguntó, aunque en su corazón ya sabía la respuesta. Pero no se sentía preparada para volver a ese lugar que había sido su hogar y prisión a la vez. ¿Pero tenía otra opción?Además, tenía que pensar en Alessio. Aunque el pequeño había aceptado a ese cruel Alfa como su padre, tenía que hacer lo posible por mantenerlo alejado de su influencia y esperar que algún día, cuando se convirtiera en un gran Alfa, liderara su propia manada con sabiduría y bondad. Sin embargo, era evidente que el pequeño era un Bellanti y su lealtad estaba con su padre.Las emociones se agolpaban en el pecho de Serafina mientras luchaba por tomar una decisión que afectaría a todos.En ese preciso instante, su adorado hijo llegó corriendo, ella lo miró y su corazón se apretó todavía más, él era un recordatorio con
DESCARO. La bofetada resonó en el amplio salón. Serafina se apartó de Lorenzo y le lanzó una mirada desaprobatoria. ―Eres un descarado. ―gruño. El Alfa alzó una ceja y le dijo. ―Serafina, creo que te estás pasando de la raya. ―Yo. Aquí el que se pasa de la raya es otro. Mira todo lo que haces, secuestras a Brandon y no conforme con eso, me propones que sea tu amante. ―No eres mi amante. ―gruño el Alfa. ―Ah, no, ¿y qué voy a ser entonces? ¿O es que ahora practicas la poligamia? Lorenzo suspiró y se dijo que debía llenarse de paciencia, cuando tomó esta decisión estaba al tanto de que no sería fácil, y menos con Serafina, que era la loba más testaruda que había conocido. ―Si tan solo supieras escuchar, entonces evitaríamos muchas cosas, pero, en cambio, lo que haces es comportarte como una loca. ¿Estás segura de que nuestro hijo no ha aprendido eso? Ella abrió los ojos como platos y estos se llenaron de furia. ―Lo que me faltaba era que pusieras en duda mi labor como madre. ―S