ENEMIGO OCULTO. El tintineo metálico de la horquilla del cabello resonaba en la puerta cerrada mientras Serafina intentaba desesperadamente abrirla. De repente, él mareó, y las náuseas la asaltaron como una ola violenta. Corrió hacia el baño y vomitó, sintiendo que su mundo se tambaleaba. Cuando finalmente terminó, la sospecha se apoderó de ella. «¿Podría estar embarazada? No. Por favor, Diosa, no me hagas esto… ahora no» ―Un embarazo solo retrasaría mis planes y si Lorenzo lo sabe, entonces… menos dejara que me vaya. ―se llevó una mano al vientre y cerró los ojos ―Perdoname bebe, si estás ahí, no es que mamá no te desee, es solo que… llegas en el momento menos indicado. De repente, sintió abrirse la puerta y su corazón casi se le sale del pecho, se apresuró a salir y cerrar la puerta del baño detrás de ella. Pudo respirar cuando vio que no era Lorenzo, sino Hipólita. ―Mi señora, traje su cena. El Alfa ordenó que preparara tu cena favorita. ―Puedes llevártelo, Hipólita. No tengo
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