SOSPECHAS.La puerta se cerró tras la silueta menguante de Alessio, y con ella, se suponía que debía cerrarse el capítulo de un encuentro fortuito y sin significado. Lorenzo se obligó a sí mismo a borrar la imagen del niño, a concentrarse en los asuntos de su manada, en las estrategias y alianzas. Pero en su mente, los ojos del niño, inundados de tristeza, se negaban a desvanecerse. Los ojos de Alessio llenos de tristeza, causaban un dolor en su pecho que no podía ser ignorado.Con un suspiro que parecía cargar el peso de un mundo no reconocido, Lorenzo cambió de opinión. Necesitaba distracciones, respuestas, tal vez ambas. Se dirigió hacia la fiesta que aún celebraba la noche con música y risas, un mundo aparte del que acababa de tocar en su habitación.En el salón, su presencia era como una sombra entre las luces. Sus ojos, oscurecidos por pensamientos inconfesables, se fijaron en Brandon. Había algo en él, un eco del aroma de Serafina que Lorenzo no podía sacudirse. De repente, rec
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