SIN MADERA DE LUNA. Todo estaba listo para la celebración de la Diosa, y el ambiente estaba impregnado de una mezcla de expectación y reverencia. La imagen de la deidad lunar, Selene, se erguía majestuosa en medio del patio, frente al imponente castillo Snow, y todos los miembros de la manada se habían congregado para el evento. Lilith, con su belleza fieramente contenida, estaba presente entre la multitud. Sus ojos, sin embargo, no reflejaban la solemnidad del evento, sino que destilaban una mezcla de envidia y desdén hacia Erika y el cachorro que ella acunaba con tanto amor. Al lado de Lilith, su padre le susurró palabras de consuelo y promesas de un futuro que él veía inevitable. ―Mantén la calma, cariño. Tarde o temprano, tú estarás allí, lo prometo. ―le aseguró con una voz que poco hacía para ocultar su ambición. La loba asintió levemente, manteniendo su compostura mientras su mirada seguía fija en la figura de Erika. De repente, Malakay dio un paso al frente, captando la aten
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