EL ORÁCULO.

EL ORÁCULO.

Malakay entró en la habitación y encontró a Erika sentada frente al tocador, tocando un pequeño collar. El Alfa se posicionó detrás de ella y se inclinó para besar su mejilla.

Erika habló suavemente.

―Siempre quise tener una hermana. ―susurró. ―y ahora que sé que la tengo… está perdida.

Malakay se puso delante de ella y se agachó para mirarla a los ojos.

―La encontraremos, y tú y ella estarán juntas. La voy a proteger, mi amor.

Erika le dio una pequeña sonrisa y acarició su mejilla.

―Eres tan bueno. ―dijo ―Es una suerte que la Diosa nos haya emparejado.

Malakay besó la palma de su mano.

―Es lo menos que puedo hacer por la mujer de mi vida. Además, ella también es mi responsabilidad; al ser tu hermana, debo protegerla como a ti.

Erika suspiró.

―¿Qué piensas que pasó entre ellos? ¿Por qué mi hermana huyó de él?

―No lo sé, mi amor. ―respondió Malakay ―Pero puedo decirte que tuvo que ser algo demasiado grave para que ella lo dejara. Nuestro vínculo es fuerte y si una de las pa
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