Horatio se quedó despierto, incluso cuando Isla se relajó lo suficiente para dormir. Demasiada adrenalina corría por sus venas a causa del miedo que había pasado cuando vio a Isla quejarse de dolor. Aunque había mantenido lejos los pensamientos negativos mientras tomaba decisiones, las posibilidades de lo que pudo haber pasado rondaban su mente en ese momento.Eran cerca de las cinco de la mañana cuando no pudo más mantener los ojos abiertos, pero no durmió mucho. Se despertó apenas una hora y media después, sintiéndose como si tuviera resaca. Su cuello le dolía por la posición incómoda en la que había dormido y sus músculos, en general, parecían entumecidos.Miró a Isla, que seguía durmiendo, y con cuidado soltó su mano. Ella necesitaba descansar tanto como fuera posible. Se levantó, estiró sus brazos al aire y movió la cabeza de lado a lado.Necesitaba un vaso de café cargado y una ducha, pero iba a tener que conformarse con solo uno de ellos. Después de ir al baño y lavarse el rost
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