11. ¿Quién ha dicho que vamos a hablar?
Sofía no podía creer que había aceptado hacer las paces o lo que fuera con el lobo, sin embargo, sabía que era un mal necesario, pues si quería encontrar una manera de escapar de esa pesadilla iba a necesitar información y aliados. Y fue justo por eso que dejando sus reservas, miedos e inseguridades de lado, le dijo al rubio: —¿Qué propones, entonces para demostrarlo ? Al escucharla, Sven, se acercó lentamente a la cama a la cama y con una sonrisa traviesa le dijo: —Ahora, esa actitud está mucho mejor. Sofía puso los ojos en blanco al escuchar lo descarado que era el hombre, pero no podía negar que su actitud conseguía aligerar gran parte de la tensión que sentía. —Bueno, bueno, pero no me has dicho cómo piensas arreglar el hecho de que casi me matas de un infarto. Sven alejó el rostro de ella dejando salir un suspiro exagerado, antes de dejarse caer a su lado en la cama. Sofía estaba totalmente alucinada con la frescura y la confianza que parecía tenerle el hombre. —Bueno, q
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