Eve había debido perder un par de tornillos junto con su trabajo, porque de otra forma no se explicaba qué hacía entrando a su casa seguida de ese hombre.Definitivamente, se estaba volviendo loca.¿En qué momento se dejó convencer? Rob y ella dentro de su casa… Eso era una muy mala idea. La culpa la tenía Adeline y la presión que ejercía dándole la razón a Rob.«No pierdes nada, Eve, puedes ganar mucho. Pero no lo sigas pensando, que no tenemos todo el día y la novela de las once está por comenzar. ¡Apúrate!», le dijo con todo su descaro.Al final, por no seguir escuchándola, le había dicho a Rob que pasara.—Muy bien, ahora iré a ver mi novela, pórtense mal, que portarse bien es muy aburrido —dijo Adeline antes de cerrar la puerta y dejarlos a los dos a solas en el interior.Eve se quedó mirando el lugar por donde se había ido su amiga porque era incapaz de mirar a Rob.Él la ponía muy nerviosa.—Al parecer tenía prisa —masculló y, por costumbre, alzó los hombros, escondió el cuello
Leer más