—Ismael... —Julieta susurró el nombre. La imagen de Ismael, quien tenía los ojos cerrados y con sangre en la cara, pero a la vez protegiéndola bajo su cuerpo, se le vino a la mente. Fue suficiente para quitarle las fuerzas.“De hecho, cuando le pregunté a Jasmine, ella no respondió. ¿De verdad se está muriendo?". Julieta no pudo controlar su pensamiento.—Julieta, ¡estás lastimando a las personas que te quieren! No solamente te metes con diferentes hombres, también dejas que mueran por tu culpa. ¿No tienes reparos en tu conciencia? —Dalila lo dijo con un tono sarcástico. —¡Cállate!Sin previo aviso, Julieta levantó la cabeza, miró fríamente a Dalila, y la empujó con fuerza.Después de eso, se sacó la aguja de la mano, se abalanzó sobre Dalila y la abofeteó en la cara.—Dalila, te lo advierto, ¡no lastimes a nadie más! Si no, aunque yo muera, ¡haré imposible que te conviertas en la señora Cisneros! —advirtió Julieta.Dalila sintió este golpe y gritó:—Julieta, ¿estás loca? Tu hermano
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