—Ismael... —Julieta susurró el nombre. La imagen de Ismael, quien tenía los ojos cerrados y con sangre en la cara, pero a la vez protegiéndola bajo su cuerpo, se le vino a la mente. Fue suficiente para quitarle las fuerzas.“De hecho, cuando le pregunté a Jasmine, ella no respondió. ¿De verdad se está muriendo?". Julieta no pudo controlar su pensamiento.—Julieta, ¡estás lastimando a las personas que te quieren! No solamente te metes con diferentes hombres, también dejas que mueran por tu culpa. ¿No tienes reparos en tu conciencia? —Dalila lo dijo con un tono sarcástico. —¡Cállate!Sin previo aviso, Julieta levantó la cabeza, miró fríamente a Dalila, y la empujó con fuerza.Después de eso, se sacó la aguja de la mano, se abalanzó sobre Dalila y la abofeteó en la cara.—Dalila, te lo advierto, ¡no lastimes a nadie más! Si no, aunque yo muera, ¡haré imposible que te conviertas en la señora Cisneros! —advirtió Julieta.Dalila sintió este golpe y gritó:—Julieta, ¿estás loca? Tu hermano
—¿Cómo que Iván no murió en el accidente? —preguntó Julieta.—Cuando llegué al lugar, vi la cabeza de Iván destrozada. —Jasmine frunció el ceño y continuó—: Debido al accidente, su pecho fue presionado por el asiento delantero, lo que causó hemorragia interna severa, pero todavía existía una pequeña posibilidad de salvarlo.La noticia sorprendió tanto a Julieta que sus piernas se debilitaron y cayó al suelo. Luego exclamó:—¡Fue Dalila! Ordenó a alguien que se asegurara de que Iván muera para que no testificara.Julieta intentó levantarse, con sus labios blancos de la rabia, y añadió:—Después de todo, solo los muertos pueden guardar secretos para siempre. Pero esto también demuestra que todo lo que Iván me dijo era cierto.¡Incluyendo que don Camilo fue asesinado por Santiago!Dicho eso, entrecerró los ojos, respiró profundamente y una oleada de decisión la tomó por asalto:—Jasmine, ven conmigo. Iremos a ver a Ismael.—Eh, Julieta...Jasmine quiso decirle que se fuera a descansar, pe
Al pronunciar esas palabras, un silencio sepulcral cayó sobre la habitación, al punto de que la respiración de ambos se volvió extraordinariamente ruidosa.Julieta miró a Leandro con frialdad. Estaba apostando. Esperaba que este hombre la creyera, aunque fuera una vez, al menos parcialmente.—¿Estuviste fuera toda la noche, en la ciudad de Waldivia, solo por Ismael?Esta pregunta dejó perpleja a Julieta. Estaba estupefacta y respondió: —Leandro, fui por Iván, no por Ismael. Él podía confirmar mi inocencia y testificar contra Dalila. Claro que tenía que ir.—Julieta, ¿tanto te cuesta tolerar a Dalila? —La voz de Leandro era fría, tan fría que congeló a Julieta.Por un momento, no supo qué decir y pensó: “¿Está insinuando que soy terca, siempre en contra de Dalila?”Después de reflexionar durante un buen rato, ella sonrió amargamente y dijo:—Lo entiendo. Leandro frunció el ceño. Sus ojos cambiaron ligeramente, y preguntó con molestia:—¿Qué estás insinuando con esa actitud sospechosa
Cuando Jasmine terminó de recoger los pedazos de vidrio, observó a Julieta en la cama.Al notar que sus delgados hombros temblaban, se percató de que estaba llorando nuevamente. Impotente, Jasmine suspiró y se encaminó hacia la salida, queriendo dejar sola a Julieta.Justo cuando alcanzaba la puerta, Julieta habló de repente:—Jazmín.Los escalofríos dominaron a Jasmine y se quedó inmóvil. Era la primera vez que la llamaba de una forma tan cariñosa desde que se conocían.Esto emocionó a Jasmine, quien se dio la vuelta cuidadosamente para mirarla.En ese momento, Julieta ya se había levantado de la cama, con los ojos enrojecidos por el llanto. Frunciendo los labios, pidió disculpas:—Jazmín, lo siento.—Ju... Julieta... —Jasmine estaba nerviosa, incluso sus palmas sudadan y no supo cómo responder.Con las palmas cubiertas de sudor, Jasmine miró a Julieta estupefacta, y pensó: “¿Tal vez Julieta ya me reconoció?”Julieta se secó las lágrimas, forzó una sonrisa y le preguntó:—Jazmín... ¿p
Cuando Ismael vio entrar a Julieta al cuarto, colgó el teléfono de inmediato, cambió rápidamente su estado de ánimo y dijo suavemente:—Julieta, ¿qué haces aquí? ¿Por qué no estás descansando?Julieta se quedó atónita por un momento y rio suavemente:—No soy tan seria como tú. Eres tú quien debería estar descansando adecuadamente.Ismael siempre había sido tan gentil; Julieta se sorprendió al verlo por primera vez tan enojado.Jasmine la ayudó a sentarse en la silla y dejó el caldo. Luego se dio la vuelta y salió del cuarto.—Voy a comprar frutas para ti. —dijo Jasmine.—Bien, pero no te tardes. —respondió Julieta.Sonriendo, Jasmine le dijo:—No te preocupes. —y cerró la puerta. Sólo quedaban ellos dos en el cuarto, y el ambiente se enfrió al instante. Después de mucho tiempo, Julieta dijo:—Ismael, me has salvado nuevamente, y por ello te estoy muy agradecida. —Me estás agradeciendo de nuevo.—Pero esta vez... Si no fuera porque me protegiste con tu propio cuerpo, aunque no tuvier
Julieta sabía que no tenía el poder que necesitaba, pero también tenía gente a la que quería proteger. Por eso, había cosas en las cuales no permitiría que Dalila se saliera con la suya.Después de que Ismael terminara el caldo, charlaron casualmente durante unos momentos.Luego, Julieta regresó a su habitación.La verdad, no tenía muchas garantías de que Santiago confesara el crimen, y mucho menos que pudiera identificar a Dalila. Así que esta pista no le hacía sentir ninguna esperanza.Si quería recuperar el cuerpo de don Camilo, sólo podría seguir el plan original.Justo entonces, recibió un mensaje de texto en su celular.[Julieta, no creo que el cuerpo de ese anciano pueda esperar tanto. No te atrevas a intentar nada más o haré lo que te dije que haría].El mensaje venía con una foto.Era una imagen de Samuel en el patio, y tenía dibujada una línea roja en la parte de su cuello; implicando que Samuel moriría, si Julieta no obedecía.Julieta frunció el ceño y sus dedos temblaban m
"¿Ayudarme con Dalila?", pensó Julieta.La oferta era bastante atractiva.Sin embargo, Julieta creía que, si una persona traicionaba una vez, lo haría muchas veces más. Hizo una mueca y respondió:—Jorge, no te creo.Al principio, confiaba plenamente en él; después de todo, era un amigo de la infancia. Pensaba que él la ayudaría a regresar al mundo del diseño y estaría a su lado en los momentos difíciles, pero al final la traicionó una y otra vez.Su menosprecio y su traición durante aquella noche en el hotel aún estaban frescos en su mente. Julieta no era ninguna santa y no perdonaba fácilmente.—Julieta. —Jorge colocó las flores al final de la cama y la miró con los ojos llenos de desolación. Continuó—: Sé que ya no me crees. No me atrevo a pedirte más perdón. Pero en el futuro, ten cuidado. Dalila es mucho más perversa y complicada de lo que piensas.Luego de decir aquello, se dio la vuelta y salió, pero al llegar a la puerta se detuvo un momento. Giró la cabeza, queriendo añadir a
¿Se lo merecía?Julieta estaba tan enfadada que pateó a Santiago desde la cama, y gritó:—¡Tú eres el que merecía morir! Acusándome falsamente, inclusome inculpaste y, sobre todo, ¡mataste a don Camilo!Aunque su justa indignación lo demandaba, la razón le recordaba que Santiago no podía morir aún. De lo contrario, ¿quién testificaría contra Dalila?—Julieta, ¿qué vas a hacer al respecto? Pongo la vida de estehombre en tus manos —le dijo Ismael.Apretando los dientes, Julieta miró a Santiago con ojosenrojecidos por la ira.Estaba impaciente por matarlo de inmediato para vengar a donCamilo, pero...No podía, aún no. Entonces tomó una decisión:—Ismael, por favor enciérralo e iremos a la comisaría mañana.—Bien. Así será.Ismael no pudo evitar sentirse desconsolado por Julieta. Trasordenarle a Francisco que se llevara a Santiago, preguntó conconsternación:—Julieta, ¿estás segura de lo que quieres hacer?Él conocía bien los estados de ánimo de Julieta, incluido el de la autorepresi