De repente, la puerta de la habitación se abrió de un empujón, y entró Ismael levantando el brazo enyesado.—¿Qué quieres decir con el mensaje que me acabas de enviar? —cuestionó Ismael.Aunque Ismael reprimía sus emociones, Julieta podía sentir claramente que él estaba enfadado.Ella también quería explicarlo, pero recordando a Natalia, se contuvo y respondió:—Literalmente eso.—¿Literalmente? —Ismael frunció el ceño y preguntó nuevamente—. Tú y yo somos amigos de verdad, y ya hemos pasado muchas cosas juntos, ¿es así como tratas a tus amigos?Julieta se quedó ligeramente atónita, e inexplicablemente se sintió triste.Amigos...Esa palabra la impactó. Acababa de caer en la cuenta de que hacía mucho que no contaba con un amigo real, y apreciaba de verdad a Ismael. Sin embargo, no quería ponerlo en una situación difícil, así que le dijo:—Señor Soto, creo que tengo derecho a elegir a mi abogado, ¿no es así?Ismael resopló frustrado, se acercó y le dijo:—Julieta, mírame.Ella le miró
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