Por la tarde, tras unas cuantas reuniones con abogados, Rebecca y Edward se reunieron para discutir los siguientes pasos. La tensión había vuelto, pero ahora se mezclaba con una feroz determinación. Rebecca no dejaría a su hijo en manos de James, no había hecho nada peor la noche anterior porque Edward estaba cerca, pero sabía que no cejaría en su empeño. - Estás ansioso. - Edward observó como Rebecca le daba un sorbo a su café. - Ya te lo he dicho, no pasa nada, podemos encontrar buenos abogados y podemos utilizar mi nombre como una especie de palanca para presionar a James y que ni siquiera se acerque a Tom. - Lo sé, es que... - Rebecca se detuvo a mitad de la frase y soltó un gran suspiro, le diría que no usara su influencia, pero era hora de aceptar que su novio era un tipo que tenía ese poder, y que no harían mal uso de él, era para conseguir la custodia de Tom. - De acuerdo. El móvil de Rebecca sonó, aunque el contacto no estaba guardado, ella conocía el número mejor que el d
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