Los hermanos GreenWoods caminaron de vuelta al coche, con Arthur de la mano de Tom mientras Edward caminaba a su lado. La pequeña escuela de Tom estaba situada en un barrio tranquilo, con calles arboladas y casas bien cuidadas. Era un entorno idílico que contrastaba con el ajetreo de la vida pública de los hermanos. Cuando llegaron al coche, Arthur colocó a Tom en el asiento trasero y Edward le siguió en el del conductor. Los hermanos charlaron animadamente durante el trayecto de vuelta a casa de Edward y Rebecca. Tom estaba especialmente entusiasmado con la presencia de Arthur, y los dos hablaron de videojuegos, películas y otras actividades que podían hacer juntos. Rebecca ya estaba en casa cuando llegaron los hermanos. Estaba en la cocina, removiendo unos cacharros mientras preparaba la cena. Cuando vio a Arthur, su rostro se iluminó con una cálida sonrisa. - Hola, Arthur. Me alegro de que hayas venido. Siéntate, la cena está casi lista. - Ella le sonrió, pero Tom fue más rápido
Pasaron unas semanas y por fin había llegado el día de la audiencia por la custodia de Tom, Rebecca estaba ansiosa, se paseaba de un lado a otro, totalmente ansiosa, la rubia no quería para nada la custodia compartida, temía que James pudiera hacerle algún daño a Tom o incluso que no lo cuidara adecuadamente. - Tú sigue moviéndote, que me voy a marear así. - Dijo Edward riendo mientras se acercaba a su novia. - No pasa nada amor, conseguiremos la custodia de Tom, limpiamente y sinceramente, no usaremos mi apellido a no ser que la situación se nos vaya de las manos. - Lo sé amor, y te agradezco mucho que me dejes hacerme cargo de la situación. - Rebeca suspiró y abrazó a su novio. - Pero estoy nerviosa, el amigo de James es juez, no sé hasta dónde llegará esta amistad, y tengo miedo de volver a perder la custodia de Tom, me aterra que James le haga algo malo a mi hijo. - Solo mi presencia los intimidará. - Edward se rio y besó la parte superior de la cabeza de Rebecca. - No pasa nad
- Señoría, el accidente fue una tragedia, pero James no pretendía herir a su hijo. Fue una desgracia. - Smith estaba tratando de minimizar el impacto del accidente, y Edward estaba tratando de no interrumpir antes de ser llamado. - Creo que decir que mi cliente estaba borracho es una acusación grave, la Srta. Clifford necesita tener pruebas concretas de estas afirmaciones. - Señoría, lo que ha dicho que necesitamos pruebas de que el señor Williams estaba borracho es correcto. - dijo Petter y James sonrió, pero cuando vio a Petter con una cantidad absurda de papeles en la mano dirigiéndose hacia el juez, su sonrisa se apagó al instante. - Aquí tenemos la prueba de alcoholemia realizada pocos minutos después del accidente, cuyo resultado demuestra que tenía una tasa de alcohol muy superior a la permitida, y los análisis de sangre que lo demuestran, así como el consumo de estupefacientes. Rebecca abrió los ojos y miró a Edward, ella no sabía lo de las drogas, pero Edward parecía saber
- Te lo agradeceré eternamente. - dijo Rebecca mientras se quitaba el abrigo y se tiraba en la cama. - No sé cómo pagarte ni un tercio de lo que has hecho por mí. - ¿Qué tal si te casas conmigo? - preguntó Edward mientras se tumbaba encima de Rebeca y ella abría ligeramente los ojos, pero luego se rio pensando que era una broma. - No necesito que me correspondas, solo quiero que Tom y tú estéis conmigo hasta mi último aliento, sois mi familia, teneros a mi lado es más que suficiente. Rebecca lo miró fijamente y se sintió emocionada, no podía creer que tuviera a un chico tan especial en su vida, nunca pensó que podría ser tratada como una reina, no con dinero, bienes materiales ni nada por el estilo, sino con cariño. Al principio tuvo miedo, Edward era más joven y su madre era como un buitre que no le permitía ser feliz, pero allí estaba él, el tipo rico que había comprado una silla de coche para cada uno de sus deportivos solo para estar preparado para salir en el coche que Tom qu
- ¿Y qué estilo elegirás? Coworking es un poco exagerado, ya que tendremos la biblioteca. - Rebeca divagó un poco y Arthur se la quedó mirando. - No me digas que es una cafetería de fotos bonitas para atraer al público. - Madre mía. ¡Jamás! - Los ojos de Arthur se abrieron de par en par y se amarró al asiento trasero. - Son muy bonitas, pero valoran más la belleza que el sabor, nunca lo permitiría. - Una cafetería rústica, ¿no? - preguntó Edward, arrancando el coche. - ¿Cómo lo has adivinado? - Arthur miró a su hermano a través del pequeño retrovisor del coche y Edward se echó a reír. - Ni siquiera podía mantener el suspense. - Yo era un crío, pero recuerdo que formabas parte de los exploradores del barrio y siempre te entusiasmaba ir de acampada. - dijo Edward sin apartar la atención de la carretera-. - Supuse que te gustaría hacer algo de ese nivel. - Pues tienes razón. - Dijo Arthur riendo. - Pero no tengo ni idea de cómo empezar. - Tu mostrador tiene que ser moderno, no tie
Por fin llegó el día de la inauguración. La cafetería estaba impecable, con las máquinas de café expreso listas para funcionar, las estanterías de la biblioteca repletas de libros ordenados alfabéticamente y por géneros, y el mobiliario cuidadosamente colocado. Arthur, Edward y Rebecca estaban nerviosos, pero llenos de expectativas. Los tres cortan juntos la cinta ceremonial y el café abre sus puertas al público. El aroma a café recién hecho llenaba el ambiente y los primeros clientes entraban con sonrisas de entusiasmo. El café estaba lleno de vida, con gente charlando, estudiando, leyendo y disfrutando de bebidas y aperitivos. - Me enteré de que Arthur GreenWood había dejado su negocio a su madre y había decidido abrir una cafetería en las plantas vacías de la empresa de su hermano. - comenta distraídamente una joven mientras espera en la cola. - He oído que la señora GreenWood es una mujer muy difícil de tratar. - replicó otra joven. - ¿Será que Arthur ha cortado lazos con ella
Fuera de la cafetería, Tom y Edward estaban mirando algunas tiendas online para elegir su anillo de compromiso. El chico estaba encantado con la variedad de opciones, todas brillantes y deslumbrantes. Con la ayuda de Tom, Edward eligió un anillo de diamantes que brillaba como las estrellas de la noche. De vuelta en el café, Arthur insistió en que Rebeca debía ir al médico a la mañana siguiente, y ella prometió hacerlo. Edward y Tom volvieron pronto con todo el pedido planeado; solo esperarían una oportunidad a solas para prepararlo todo. Al ver la expresión preocupada de Rebeca, se dieron cuenta de que algo iba mal. - ¿Qué ocurre? - preguntó Edward, acercándose a Rebeca y cogiéndole la mano. Rebecca le explicó lo que había sentido, pero trató de minimizar el problema, para ella solo era una cuestión de presión, nada más, no debían preocuparse tanto, estaba sana y comía bien, al menos según su opinión, solo que ese día no había podido comer muy bien debido al trabajo. - Seguramente
Después de la cita, Rebeca volvió a la empresa con el corazón apretado, eran cerca de las tres de la tarde y todavía no había comido, por suerte estaba la cafetería Arthur justo abajo para poder comer. - ¡Cuñada! - Arthur sonrió y se acercó a la rubia y la acompañó a una mesa. - ¿Qué tal estás? ¿Has ido al médico? - Sí. - Estaba feliz de estar embarazada, pero le asustaba la anemia y la reacción de Edward, por mucho que pensara que actuaría con normalidad, aún no estaba segura. - Por el tono de su voz y su cara, las noticias no eran buenas. - Arthur se sentó frente a ella y se cruzó de brazos, mirándola con preocupación. - ¿Cuáles fueron los resultados de las pruebas? - No sé si son buenos o malos. - Ella se llevó las manos a la cara y respiró hondo. - Estoy embarazada, Arthur. Arthur se atragantó con su propia saliva, mirando fijamente a Rebeca, que ocultaba el rostro. Le había cogido por sorpresa, esperaba que estuviera enferma o que simplemente tuviera la tensión baja, no se