Capítulo Veintisiete: Ella me abandonó.
Evana le miró con ojos asustados. —¡Es mentira! Es imposible, mientes, mi bebé murió, no sobrevivió. Él sonrió con malicia. —Te lo hice creer, cuando iba a dejarte, solo porque no quería que nada nos uniera, pero la verdad es otra, cariño, así que, si quieres volver a verlo cara a cara, si quieres cargarlo, olerlo, entonces, tía querida, debes hacer lo que te digo, vete de la vida de Marcus para siempre, haz lo que dije, ve por tus cosas, vete al lugar al que te enviaré la dirección y cállate, solo así, podrás ver a nuestro hijo. Evana lo miró con odio. Álvaro se alejó, ella limpió sus lágrimas «¿Será cierto? ¿Es acaso una de sus malditas mentiras?» Evana no lo sabía, pero pensó en todo lo que era Álvaro, cuando él intentó matarla, sin piedad, incluso dejándola a su suerte, ¿Acaso no podría ser más ruin? Evana tuvo terror, pensó que si podría. Marcus se acercó a ella, de pronto la observó, algo estaba mal, ella lucía tan mal, tan frágil. —¿Qué sucede? ¿Estás bien? —Sí, no me
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