—¿Quién prepara sus alimentos? —exclamó el policía Sabrina abrió ojos enormes, y mirò a Jonathan, él se puso pálido. —¡Oh, Dios mío! —¿Sabe algo, que quiera compartir, señor? —Aranza Stevens, es nuestra amiga, vive con nosotros, ella ha tomado el lugar de nuestra cocinera, porque ella se fue, pero, siempre desde hace unos meses, le preparaba un jugo a mi mujer, un jugo normal de naranja, ¡es imposible que dudemos así de ella! Realmente, no tenemos pruebas, y ella siempre fue buena. —¿Podría haber algún motivo? Sabrina casi lloraba, Jonathan tomó su mano. —Ella tiene cáncer, estaba muy enferma, pero ha mejorado mucho, antes de eso, mi esposa y yo tuvimos conflictos, tonterías, íbamos a dejarnos y yo inventé que estaba con Aranza, lo hice solo por un lío personal, y Aranza quería que me hiciera cargo de su hijo, lo prometí cuando ella estuvo muy enferma, pero, no creo que eso sea una razón para que actúe de una forma tan horrible. —Señor, he visto razones peores que esas, y para
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