49. ¿No es conmovedor?
Rosalba, con su mirada fija en Guillermo, Yadira y Sofía formaban, sentía cómo la envidia y el deseo comprimían su pecho. El parque, lleno de risas y juegos, de repente le pareció un escenario ajeno, un lugar en el que su felicidad se mostraba esquiva, siempre al alcance de la vista pero nunca al del corazón. Era como si estuviera observando a través de un cristal empañado, viendo la vida que quería pero no podía tocar. Y allí, a lo lejos, estaba Enrique, el ex de Yadira, ella logró verlo.Enrique, por su parte, parecía estar inmerso en su propio mundo de observación distante. Desde su posición alejada, sus ojos no se despegaban de ellos. Aunque había decidido después del divorcio mantenerse al margen de la vida de Yadira para no volver a enfrentarse a ese hombre, no pudo evitar sentir rabia al verla tan radiante, hermosa de una forma que él nunca supo verla, con Guillermo y su hija. Era una mezcla compleja de sentimientos, donde la nostalgia se teñía con los matices oscuros del arrep
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