—¡No seas infantil, Manuel! Tienes que dejar que te ayude, puedes caerte y echar a perder tu cirugía. No puedo creer que prefieras arriesgarte a lastimarte que dejar que te vea desnudo.—Puedo hacerlo solo. No soy un niño y no necesito que me bañes o vistas como a un lisiado.—Pues, no te queda de otra. No voy a permitir que te hagas daño por terquedad. Además, no tienes nada que ocultar, tu cuerpo no tiene nada reprochable… —se rió Alex tratando de aligerar el momento— Oye, entiendo tu renuencia, pero te aseguro que no tienes nada que yo no haya visto antes y tampoco te voy a bañar como a un bebé. Solo déjame ayudarte a entrar al baño y te dejaré solo con tu vergüenza. Ya otras chicas te han visto desnudo ¿no? Ven, no sientas pena conmigo, somos amigos, piensa en mí como si fuera cualquiera de tus amigos del gimnasio.—No tengo ningún amigo con cabeza de fósforo. — sonrió él a su pesar por la actitud de Alex.—Tranquilo, si me llego a romper una pierna, prometo dejar que seas tú quie
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