Ese mismo día, Manuel y Alex se pusieron manos a la obra y para la tarde, ya habían conseguido los recaudos que les exigían. Afortunadamente, Alex recién había ordenado sus documentos y sabía exactamente dónde encontrar los suyos, por supuesto, Manuel, organizado como era su costumbre, tenía todo lo necesario.Hablaron con Estrada y él movió algunos hilos entre sus contactos y todo quedó fijado para el lunes en la mañana.—Manuel, si no te importa me gustaría pedirle a Ariana que venga esta noche para hablar con ella. No quisiera que esto suceda sin siquiera avisarle.—Alex, esta es tu casa, puedes hacer lo que quieras, por favor, no vuelvas a pedirme permiso para invitar a alguien y como igual, yo tengo que salir, puedes recibir a tu amiga a solas. De esa manera, Ariana podrá decirte con toda confianza la locura que estás por cometer. —sonrió al ver el gesto asombrado de la chica—No me digas que no van a hablar de eso, porque yo mismo te lo diría si no fuera el interesado.—Eres un c
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