En el mes siguientes al compromiso se cumplió con las tradiciones faltantes, se informó primero de forma verbal del casamiento de Farid Khattab con Leila Assad, luego se envió las invitaciones junto con una toalla y cubiertos, otra costumbre que regía. Al fin la noche de Henna llego, esa donde las mujeres despedían a la joven próxima a desposarse, todas sus vecinas y amigas se encontraban en el gran patio del hogar de Leila, donde ella era el centro de atención, vestida completamente de rojo, mostrando así lo feliz que estaba, su vestido no era ostentoso, pero era lo más hermoso que por aquel lugar se hubiera visto, la henna estaba por todos lados, para que tuviera un matrimonio lleno de felicidad, y las canciones que relataban el dejar la casa de sus padre para comenzar su vida de casada, la hicieron llorar como se esperaba, aunque Leila solo extrañaría a su madre, al final de la noche Farid llego, como debía ser, para limpiar las lágrimas de su futura esposa y dar por terminada la
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