Capítulo 7 Autor En cuanto Marco se marchó, Alessa tomó su café y comenzó su rutina de trabajo. Toda la mañana había estado trabajando duro en la mansión, lavando toda la escalera y el suelo del salón, limpiando la gran vidriera, corriendo peligros en una escalera, mientras Iolanda la observaba con aprensión. "Qué hombre más perverso, hasta la va a hacer trabajar constantemente y luego la hará morir en ese jardín destruido a manos de esa víbora amargada", pensó Iolanda lamentándose. - "Querida, es casi mediodía, es hora de comer, puedes descansar... antes de que vaya a limpiar la parte de atrás", le advirtió Iolanda, tratando de contener su angustia, pero Alessa no tardó en darse cuenta de que era aprensiva al mirarla tristemente varias veces. - ¿Ocurre algo? - preguntó confundida. - No, me alegro de que seas una chica tan servicial. - Oh, la verdad es que no, siempre me ha gustado trabajar y, además, tengo un trabajo del que salgo hoy y al que tengo que volver mañana, así que
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