Me sentía como en uno de mis tantos sueños, abrumado por la intensidad de su boca fiera sobre la mía y que, en definitiva, había olvidado lo bien que sabía. El calor que sentía en el cuerpo me rebasaba, hacía años había dejado de sentirme tan pleno. Olvidé por un segundo todo a mi alrededor, subiendo cada vez más alto a su cielo; a nuestro único y resplandeciente cielo. En ese momento éramos Violetta y Seth, dos personas enamoradas, entregando sus más profundos deseos e ilusiones en un beso arrebatador y ferviente.En vista de que no se opuso ni me apartó, la estreché entre mis brazos, alterado y ansioso de fundirme en su piel. Su boca sigue teniendo el mismo poder en mí, nada más con el roce de ella todo mi mundo se pone de cabeza, pero esta vez en lugar de enloquecer mi cordura, sus besos me hacen aterrizar de rodillas ante una figura que solo podía añorar.No importaba el tiempo que había vivido en soledad ni lo mucho que la había extrañado y anhelado. Lo único que importaba era qu
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