No hay mayor diversión en mi rutina diaria. Todos los días son muy iguales para mí. El mismo sol, la misma lluvia, el mismo cielo, el mismo color opaco que me envuelve desde hace muchos años.
«¿Qué hay de diferente en el exterior que no haya visto antes?».
Ver el rostro de las personas me irrita. Ver lo felices que pueden ser algunos me resulta desagradable. Ver lo arruinados que son otros tantos es un poco gracioso. Pero sea la emoción que sea, detesto que respiren mi mismo aire. Quisiera apagar voces, cerrar ojos y cortar manos para evitar todo contacto con la humanidad, pero somos una plaga que difícilmente se puede erradicar.
En este tiempo, donde los recuerdos me atacan con mayor intensidad, no me soporto ni yo mismo.
«La mejor solución siempre ha estado a mi alcance y soy tan cobarde que no soy capaz de quitarme la vida por mi cuenta».
Observé mi arma sobre la mesa y sonreí ladeado, queriendo tirar del gatillo y dejar de pensar para siempre.
Es tan hermosa, su color blanco, lo brillante que es gracias al enchape de oro y el gran poder que tiene me cautiva de sobre manera, pero ¿de qué me sirve sentirme atraído hacia la muerte si no puedo disparar el arma en contra de mí mismo?
Irritado, desvié la mirada hacia la ventana y contemplé las rosas blancas que adornan mi jardín. Verlas allí, tranquilas, hermosas y moviéndose ligeramente por el viento me recordó a mi flor marchita y llena de espinas. Siempre que las veo, la calma se mezcla con la angustia y esos deseos de tenerla solo para mí.
—¿Dónde estás, Viola? — cerré los ojos, trayendo su figura y su rostro a mi mente—. ¿No quieres que te encuentre? ¿Acaso eres feliz sin mí? ¿Encontraste un hombre mejor que yo? ¿Puedes amar a otro tan tranquilamente, como si yo nunca hubiese existido? ¿Acaso no serías feliz haciéndome sufrir en tus manos? Siendo sincero, quisiera morir por ti.
He vivido por años en el silencio de mi soledad y me he acostumbrado tan rápido a esta, que cualquier tipo de ruido me fastidia. Y desde que conocí a Samantha, mi silencio fue invadido.
—¿Qué haces ahí, idiota? Cada día te vuelves más ermitaño y viejo.
—¿Quién te invitó a mi casa? Te recuerdo que no eres bienvenida aquí.
—Mi hija está cumpliendo dos años por si lo has olvidado, Cavalli. Eres su tío favorito y quería venir a verte. Dime, ¿qué puedo hacer? Soy una madre que vive sometida a la voluntad de su pequeña.
—No quiero niños jugando en mi jardín.
—Sentimos mucho venir sin avisar. Espero que no estemos interrumpiendo algo importante — Logan se disculpó, tan formal y educado como lo ha sido siempre.
—¿Por qué te disculpas, mi amor? ¿Acaso no ves que este idiota no hace nada más que quedarse ahí mirando por la ventana? Hasta puedo jurar que lleva días aquí, en la misma posición, sin comer y si quiera sin bañarse — me tomó del mentón y me obligó a mirarla—. ¿Qué m****a estás haciendo, Seth?
Se ve tan diferente a cuando la conocí, pero igual e incluso mucho más hermosa que antes. Aunque su actitud y temperamento sigue siendo el mismo, ahora en su mirada hay brillo y vida. El amor de ese buen hombre ha hecho que su verdadero ser salga a relucir. No me molesta que se preocupe por mí, después de todo, no me hace sentir tan miserable, pero me da cierta punzada en el pecho tener que verla a los ojos y recordarla a ella.
Por eso quedé tan enloquecido con Samantha, por su gran parecido con mi Viola.
—¿Eso es cierto? — Logan se paró frente a mí y puso su mano en mi hombro—. Puedes hablar si te hace falta. Yo siempre te voy a escuchar.
—Aunque es excitante, ya no eres cura, pastelito.
—Vayan con su miel a otro lado — miré los dos pequeños correr por el jardín y le di una mirada de advertencia a Samantha—. No la quiero ver cerca de los rosales.
—¡Es una niña! Ella no sabe de tu fetiche extraño con tus rosas — me señaló de pies a cabeza—. Ponte guapo, ¿sí? Te esperamos abajo para cenar juntos.
En cuanto Samantha nos dejó solos, Logan me atacó a preguntas. Sigue siendo tan irritante como hace un par de años. ¿De dónde saca tantas preguntas? No hice bien al hablarle sobre mi pasado, pero este hombre tiene un don natural para hacer hablar a cualquier muerto.
—No puedo ponerme en tu lugar, pero ya han pasado muchos años. Considero que debes salir de esta casa y dejar su recuerdo atrás.
—Eso es imposible. No se puede olvidar a una persona que ha quedado tatuada en la piel.
—Sal de estas cuatro paredes. Conoce gente. Aún estás a tiempo para socializar.
—Que gran consejo, padre — me burlé, quitándome la camisa.
—Siempre puedes tomar el consejo de Samantha. Una cita a ciegas es perfecto para ti.
—¿Es en serio? ¿Y qué se supone que voy a poner en mi perfil? — tomé un cigarro y lo llevé a mis labios—. ¿Qué soy un asesino, traficante y que me gano la vida a costa de otras?
—No precisamente — murmuró—. Solo con que pongas que eres un hombre de negocios y una fotografía, atraerás muchas mujeres bonitas.
—Claro, posiblemente a las que quieren mi cabeza en su sala de entretenimiento — bufé—. No pierdan su tiempo conmigo. Controla a tu esposa, hazle más hijos, amárrala a la cama, qué se yo, pero no la quiero volver a ver en mi casa.
—Bueno — carraspeó—. Tú más que nadie sabes lo terca que es. Sam está preocupada por ti, Seth. Eres su amigo y te quiere ver bien.
—Tomaré una ducha, ve con tu esposa e hija y asegúrate de que no hagan un desastre en mi casa — cambié de tema intencionadamente y suspiró, antes de salir de mi habitación.
No puedo negármelo a mí mismo, que Samantha, la pequeña princesa y Logan vengan con frecuencia a mi casa es una costumbre que no quiero perder. Ellos son los únicos que, aparte de mi personal y mi soledad, veo a lo largo del año y tengo.
—Bebiendo desde tan temprano, ¿eh? — escuché un susurro detrás de mí y cerré los ojos—. Últimamente bebes de más.Luego del cumpleaños de la princesa Scarlett, Samantha no ha dejado de venir a saber cómo me encuentro, si sigo vivo o ya morí encerrado en mi amargura y soledad.—¿No tienes mejores cosas qué hacer?—La verdad no.—¿A qué has venido, Sam? ¿No deberías estar en casa, junto a tu esposo e hija? Además, estás embarazada. No te arriesgues al venir aquí.—Soy cuidadosa, ¿o acaso ya no confías en mí?—Siempre he confiado en ti, solo que ya no tienes que arriesgar tu vida cuando otras dependen de ti.—Estaré bien, no tienes que ser tan extremista, Seth — se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro—. Nos iremos de vacaciones un par de días, ¿por qué no vienes con nosotros? No me gustaría regresar y encontrarme con tu sexi cadáver.—No puedo irme. Sabes a la perfección que desde aquí dirijo todo.—Viejo mentiroso, si son tus empleados quienes hacen tu trabajo. Tú solo te qued
Salí de la casa antes de que su recuerdo me consumiera por completo, ignorando el llamado de Samantha y Logan a mis espaldas. Ese lugar me estaba asfixiando, no podía respirar adecuadamente y mi corazón latía muy de prisa. Me percaté de que mis manos temblaban sin control cuando las deslicé por mi cabello. Sudaba. Necesitaba a como diera lugar un trago y un cigarro para que la ansiedad no se apoderara de mí.Deambulé por largos minutos sin saber con exactitud a dónde me dirigía. Me detuve en el tronco de un gran roble, cansado, con la piel ardiendo por el sofocante calor y todo mi ser estremeciéndose. Parecía que me fuera a dar un resfriado, pero solo se trataba del pánico que sentía al estar en un país que me la recordaba cada segundo con mayor intensidad. Por eso me marché de mi tierra, porque no pude soportar el peso de mi venganza y su lejanía.Rebusqué en los bolsillos de mi ropa hasta que encontré la cajetilla de cigarros. Saqué uno y lo encendí sin perder tiempo. Mi ser se tran
Bebía como si el mundo se fuera a acabar, ignorando la presencia del hombre que me veía con curiosidad a mi lado y todas esas mujeres que se acercaban a la mesa buscando algo que nunca iban a encontrar en mí.Cada segundo que pasaba me sentía más desdichado que el anterior. Ya me he acostumbrado a vivir en soledad y en esta ausencia que mata y envenena el alma, pero volver a poner un pie en esa casa donde las promesas quedaron atrapadas, es como echarle más leña al fuego.Tomé un sorbo largo de la botella, quemándome menos que al principio. El alcohol lo único que calma es la ansiedad que me gobierna cada que mi sistema lo necesita, porque ya no hace ningún efecto en mis recuerdos. Entre más me pierdo en las botellas de licor, más la tengo en el pensamiento y más la extraño.Recordé la noche en la que la perdí y me sentí tan culpable como satisfecho. Mi corazón se encontraba dividido en ese momento, feliz por haberle cumplido a mi padre y entristecido por esa mirada rota y desilusiona
ViolaDesde que mi vida acabó no he hecho otra cosa que buscar la manera de vengarme de ese hombre que amo y odio a las mismas proporciones, pero he sido tan cobarde y estúpida, que mi amor por él me ha impedido cobrar la vida de mis padres.Nunca podré perdonarle lo que me hizo, aun sabiendo lo mucho que lo amaba. Pero ¿qué podía esperar de un bastardo que fue criado para ver el mundo a sus pies? A él no le importaba otra que no fuera su satisfacción propia, obteniendo todo de mí y burlándose a mis espaldas para llegar a su objetivo.Fui una completa estúpida al dejarme seducir y enamorar de una manera que hoy en día es veneno para mi alma. Quizás si le hubiera hecho caso a mis padres de no creer en las palabras de un hombre como él, más en el mundo en el que estaba metido, jamás los hubiera perdido.Lamentarme no es una opción, porque sabía que mis padres corrían un gran peligro al estar envueltos en la mafia, pero que el hombre que amaba con gran locura asesinara a mi padre a sangr
SethDesperté con dolor de cabeza, más sediento de lo que me acosté en medio de la madrugada mientras contemplaba la noche que cubría la ciudad y los recuerdos mataban cualquiera atisbo de felicidad que llegara a mi mente.Debí haberme ido hace días, pero algo me seguía atando a este lugar que no me ha permitido volver a esa vida muerta en Inglaterra. Quizás tenía la esperanza de verla, que a pesar de que ya tenga una vida hecha, me gustaría saber que es feliz sin mí. Quisiera saber si se casó, si tiene hijos, si su mirada sigue tan inocente y dulce como la recuerdo, pero con ese hado de maldad que me volvió loco desde el primer instante en que la vislumbré. Simplemente no me puedo ir sin saber nada de ella.Traté de levantarme de la cama para ir por una botella más, pero el sol que golpeaba mi rostro, el molesto dolor en mi cabeza y esas náuseas que me gobernaron, me lo impedía. Más bien mi estómago exigía una comida decente en lugar de ahogarlo con solo alcohol, pero todo en esta vi
Me perdí en botellas de alcohol por largas horas, culpándome cada vez más de mi propia desdicha. Fue Guido el que me trajo comida, licor y limpió un poco la habitación de la casa donde nos estamos quedando y hacia muchísimo tiempo no venía. Este lugar me trae recuerdos de mis padres, de cuando era pequeño y no tenía otra preocupación que aprender del negocio familiar.—Ni se te ocurra llamar a Samantha — le advertí, ligero como una pluma, pero sin perder mi tono amenazante.Negó con la cabeza en completo silencio mientras abría las cajas de comida frente a mí. El olor me golpeó los sentidos y, por más hambre que sentí, terminé vomitando todo el alcohol que había bebido hace días. La garganta me ardía al igual que el corazón.—Será mejor que tome una ducha, señor. Traeré una aspirina para el malestar — se marchó sin añadir nada más.Hice caso a Guido y me metí en la ducha por largos minutos, dejando que el agua limpiara todo rastro de suciedad y embriaguez. Más lucido, recordé la llama
Me sentía como en uno de mis tantos sueños, abrumado por la intensidad de su boca fiera sobre la mía y que, en definitiva, había olvidado lo bien que sabía. El calor que sentía en el cuerpo me rebasaba, hacía años había dejado de sentirme tan pleno. Olvidé por un segundo todo a mi alrededor, subiendo cada vez más alto a su cielo; a nuestro único y resplandeciente cielo. En ese momento éramos Violetta y Seth, dos personas enamoradas, entregando sus más profundos deseos e ilusiones en un beso arrebatador y ferviente.En vista de que no se opuso ni me apartó, la estreché entre mis brazos, alterado y ansioso de fundirme en su piel. Su boca sigue teniendo el mismo poder en mí, nada más con el roce de ella todo mi mundo se pone de cabeza, pero esta vez en lugar de enloquecer mi cordura, sus besos me hacen aterrizar de rodillas ante una figura que solo podía añorar.No importaba el tiempo que había vivido en soledad ni lo mucho que la había extrañado y anhelado. Lo único que importaba era qu
—¡Eres un reverendo imbécil, Cavalli! — vociferó Samantha fuera de sí—. Pensé que eras más inteligente, pero ya veo que no es así. ¿Acaso no te das cuenta que esa mujer lo que quiere es matarte? ¿Vas a permitirlo?—Sí, porque yo soy el único culpable de sus desgracias. Viola es mi perdición, si la muerte quiere darme, la aceptaré gustoso. —No puedo creer lo que estoy escuchando. ¡Dile algo a este idiota, Logan!—Mi amor, cálmate, ¿sí? Cada persona elige su propia perdición y si... — se encogió de hombros, tranquilo como siempre—. Es su decisión y mientras sea feliz, nadie lo hará cambiar de opinión.—Es increíble — salió de la habitación con lágrimas al borde de sus ojos.—Está embarazada y sabes que se vuelve muy sensible — explicó Logan con una sonrisa ladeada, terminando de poner el vendaje alrededor de mi abdomen—. Pero ¿no crees que recuperarla es mucho más sencillo que la muerte?—No creo que me siga amando luego de tantos años, eso sin contar el odio que siente por mí.—Tal ve