La enfermera viene y de inmediato, comienzan a atenderla mientras yo observo todo lo que le hacen. Aunque me piden marcharme, suplico quedarme y no molestar. Pero, el llanto de ver a mi hija quejándose y pidiéndome que le detenga el dolor, hace que salga de la habitación llorando.Mi dolor físico, no es algo en comparación al dolor que su voz débil pidiendo ayuda, causan en mí. Intento respirar profundo y es cuando escucho la voz de mi hijo, que levanto mi mirada intentando ser fuerte. — Mamá, ¿está todo bien? — Pregunta Albert y yo quisiera decirle que, si lo está, pero, los quejidos de Ariana había que mi mentira fuera descubierta. Por lo que, le soy sincera. — Ariana está pasando por un momento de dolor. Tiene fiebre también, así que, la están atendiendo. — Susurro. — Ella estará bien. Ariana es
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