Mi cuerpo dolía y sentía que ya no podía mantenerme en pie, pero, cuando la vi desplomarse, fue como si en mi mente matara a todos los que causaron esto y mi cuerpo ignorara sus propias heridas, para darme la energía para correr hacia mi mujer e hijos.—¡Aitana! ¡Niños! — grito intentando que ello los despierte, pero, no era posible. Sobre sus cuerpos, había polvo y era Aitana quien tenía un fragmento del metal de la habitación del pánico, sobre un costado de ella.Me hervía tanto la sangre que quería tener al encargado de construir esto, frente a mí para matarlo como matan a las gallinas cuando van a hacer la sopa. Pero, ahora, antes de hacerlos pagar por sus heridas, debía fijarme que los atendieran.Angustiado, levanto mi mirada y es cuando veo a mis hombres con camillas donde colocan a mis hijos y esposa. Quería cargarlos, pero, escasamente pod
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