Nos marchamos a la que ahora es nuestra casa, sin estrés o aburrimiento, subimos al piso donde vivimos. La pequeña Ariana termina durmiéndose en el auto y por eso, su padre la lleva en su hombro, mientras Albert está pendiente de que no me caiga por las complicaciones que aún se ven cuando camino.
Albert, abre la puerta y yo me sorprendo cuando veo toda la sala llena de libros. Helmut, entra a la habitación donde deja a Ariana durmiendo, mientras yo intento procesar lo que está sucediendo.Aturdida, me siento en el sillón mientras observo títulos literarios que me hacen latir frenéticamente el corazón. Suspiró profundo llevando mis manos a la cabeza, mientras intento controlar las ganas de llorar que siento.Mi corazón, sentía que no podía soportarlo y yo, sentía que en cualquier momento moriría de la emoción. Sentía que estaba so&Una semana despuésCada día caminaba mejor. Las terapias físicas, aunque eran molestas, estaban dando los resultados que esperábamos. Por eso, ya no me tropezaba tanto conmigo misma e incluso, sentía que podía realizar mis demás actividades sin tanta dificultad.Lo único malo era que la memoria seguía igual. Según los especialistas, no había forma de que ellos pudieran ayudarme a recuperar la memoria de una forma más rápida. Por lo que, debíamos hacer siempre los ejercicios de memoria que muchas veces resultaban más agotadores que los físicos.—Entrega para mi madre, la amiga más querida de mi padre— dice Ariana sonriendo, mientras Albert gira sus ojos con desagrado.Para Ariana, era divertido ver como su padre todos los días me traía o enviaba un ramo con un libro y varias flores a su alrededor o un ramo con un li
Aunque quiera detenerme, pensar en que un hombre como Helmut, fuera mi esposo, era demasiado ilógico y era ese imposible, lo que me dificultaba detenerme. Por eso, incluso lloré de tanto reírme.—Madre, si sigues así, te va a doler el abdomen— dice Ariana preocupada siempre por mi salud.—Lo siento, pero, realmente no vi venir esa respuesta— digo en un susurro y Helmut traga duro.—Entonces, ¿vamos a salir? — pregunta Helmut y yo asiento.—Claro, si los niños quieren salir, yo estoy de acuerdo— digo y Helmut observa a sus hijos—Yo siempre quiero salir, el aguafiestas es Albert. Tan molesto que incluso inventa cosas extrañas— dice Ariana y su hermano esta por decir algo, pero, Helmut niega.—Mejor pensemos en algo que hacer— dice Helmut y Ariana asiente.—Tengo ganas de ir a un circo, ¿hay alguna posibilidad de ir a
Quiero renunciar a ser copiloto. Pero, aunque el corazón me late tan frenéticamente que quiere salirse, no me rindo, porque Ariana es mi animadora personal y no quiero decepcionarla.—Tú puedes, madre. Mi mami es muy inteligente. Mami es capaz incluso de pilotear esto aunque no haya recibido una sola clase. — Alardea Ariana y yo miro a su padre que sonríe de la exageración.—¿Ah sí? — pregunta su padre con una sonrisa que me da una mala sensación.—Por supuesto que sí. ——Puedo dejarle mi puesto si lo desea, señora Aitana. Así nos deleita con sus habilidades como piloto— dice Helmut y yo lo observo mal.—Sí, mami. Papi es bueno, pero, puede aprender mucho de ti. Enséñale por favor. Es bueno que mi padre aprenda de todo un poco y de la mejor maestra— continua Ariana.—Cariño, detente po
El hombre me sonríe desde lo más alto de la columna y todas suspiramos emocionadas como si estuviéramos en un trance. El hombre recibe nuevas indicaciones, mientras el presentador saca un pañuelo y limpia el exceso de sudor de su frente.—Señora…——¿Cuál es el miedo? Se supone que si está esta actividad en el circo, es porque es seguro— digo cuando veo que esta por suplicarme que detenga a Helmut—Se ha hecho muchas veces y se ha revisado la seguridad del espectáculo, pero, recuerde que el señor es el más alto y musculoso de la isla. Eso interfiere en lo que ya hemos calculado y por eso… tengo miedo— dice el presentador.—Bueno, dudo que alguien lo haga cambiar de opinión——¿Y si sube y le dice que quiere hacerlo usted? — pregunta el hombre sin usar el micrófono, pero, al parecer, Helmut t
No me consideraba una mujer que le gustaba alardear. Eso se lo dejaba a Ariana que lo hacía tantas veces que eran suficientes para toda la familia. Pero, esta vez, quería hacerlo. Quería sonar muy segura y decidida frente a él y todos los presentes.Quería que también se llevaran una imagen de que yo soy muy valiente y que también, iba a ser una chica que podría ser comparada con un alfa, porque era fuerte, decidida y fuerte, solo que de una manera distinta a un gran alfa, pero, eso no lo hacía menos.—Entiendo. Quédate entonces, jamás dejaría que te lastimaran— dice Helmut sonriéndome incluso con la mirada, para después cambiar su forma de verme, por una mirada asesina que le dirige al hombre que esta por lanzar los cuchillos.Creo que si llega a fallar, algo grande va a pasar. De eso estoy segura.—Tranquilízate, por favor. No nos va a pasa
Mi mente se siente aturdida y mi cuerpo pesa por todo lo que el hombre frente a mí me ha dicho. Algo en mi mente me decía que era imposible que ello fuera verdad, pero, mi cuerpo me decía que no debía creer que era mentira.Parecía que mi mente se negara a aceptar algo que mi cuerpo ya sabía. Por lo que, no sabía a quién creerle y eso, me tenía aturdida y también sin fuerzas para hacer algo más que perderme en mis propias sensaciones y pensamientos.—¿Te encuentras bien? — pregunta Helmut y yo con cuidado me siento en uno de los muebles en el lugar.—Yo… solo estoy procesando las cosas que me estás diciendo— murmuro y él suspira profundo.—Me habían recomendado que no te dijera todo esto, porque la mayoría de nuestros recuerdos, no fueron buenos. En el pasado, fui un imbécil que por mis experiencias pasadas, t
Días despuésMe encontraba en la cama, en posición fetal pensando de más en todo lo que no recuerdo, mientras los niños tocan a mi puerta. No sabía que hacer, esa era la realidad y por ello, no era capaz de siquiera avanzar un paso fuera de mi habitación.—Madre, por favor, ábrenos. Queremos saber cómo te encuentras— dice Albert—Estoy bien. solo quiero descansar un poco— murmuro deseando que eso los calme.—No sé qué sucedió realmente. Pero, ustedes están actuando extraño desde la salida al circo— dice Albert y yo suspiro profundo.Esa noche habían pasado muchas cosas. Verlo en peligro, me había hecho comprender que lo quería. Pero, saber esa historia que aparentemente habíamos tenido los dos, me había bloqueado y vaya de qué manera.—Estoy bien, lo digo en serio— murmuro.—No lo estás, madre. El señor Baumann tampoco lo está. Ya no viene a buscarnos para salir juntos y aunque salimos por la insistencia de Ariana, él parece no estar mentalmente con nosotros.
Todos nos concentramos tanto en la salud de Ariana que no sentí alguna incomodidad al estar con Helmut cerca. Ya que, la salud de Ariana era el tema de preocupación de todos. Algo que molestaba a Ariana que se aferraba a mí negándose a ser revisada.—No quiero que me toquen. Estoy bien, no molesten con esto— Dice Ariana molesta.—Cariño, nos preocupamos por ti— dice Helmut.—Estoy bien. No necesitan preocuparse cuando claramente las cosas están bien conmigo— dice Ariana aferrada a mi cuello.—Tiene fiebre. Debemos hacer los estudios pertinentes para descartar o confirmar que algo está mal con la joven señorita— dice uno de los médicos y eso hace que Ariana se aferre más a mí.—No voy a separarme de mi madre. Déjenme en paz, por favor. — Dice Ariana.—Cariño, ¿desde cuándo te has sentid