No era una mujer que me agradaba. Me había causado tanto daño cuando estaba bajo su cuidado, pero, si era algo que debía resaltar para ella, es que había sido una madre tan presente que sobreprotegió a su hija al punto de hacerla una mujer descarada.Pero, a diferencia de mí, Emma contaba con una madre que era capaz de besar los pies de quien odia, solo si eso evita dolor a su hija. Yo no tengo ese tipo de amor, uno que deseo tanto, pero, que no hay manera de tenerlo.—Te agradeceré eternamente si por lo menos, lo intentas— dice ella y yo asiento.—¡Oye! ¡¿Qué haces hablando en vez de trabajar?! — grita una mujer que hace que Carrier se estremezca ante su grito.La mujer no solo la grita, si no que, la patea levemente en la pierna y nadie la detiene.—¡Tu trabajo aquí es limpiar los pisos, no hablar! — grita la mujer.—Esa no
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