Retrocedo ante el miedo, sabía que estaba en un lugar que solo su familia conocía y aunque la mía supiera de este lugar, no vendría a protegerme. Así que, básicamente era una hormiga frente a un gran alfa, que por enojo podría hacerme lo que deseara.Por lo que, cuando colocó sus manos en mis brazos con fuerzas, di un salto por el susto que me había causado su toque brusco. Tenía miedo de lo que pudiera hacerme y esta vez, el miedo superaba muchas cosas que sentí cuando lo conocí en el restaurante.Porque esta vez, no tomaba mis palabras como burla, si no, como algo que le ofendía y no podía descargar su ofensa con sexo como aquella vez. Ahora, el problema era más grande y la brecha entre nosotros aún más.—Puedes decir lo que desees, puedes alejarte cuantas veces lo desees e incluso hablar mal de mí diciendo que soy lo peor, pero, nada d
Leer más