Todos los capítulos de Madre soltera conquista el corazón del CEO : Capítulo 21 - Capítulo 30
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Ataque de rabia.
La ira y la impotencia se apoderaron de él al ver a Johnny besando a Aylin, que, en un ataque de rabia, golpeó el interior de la puerta del coche, provocando un pequeño sobresalto en Chris, y en Helen, que estaba sentada a su lado. —No pasa nada, estoy aquí—, le susurró Helen a Chris, abrazándolo con fuerza para que sintiera seguridad entre sus brazos.—¡Vámonos! —, le ordenó Damián a su conductor y su voz sonaba tensa, como si estuviera al borde del abismo.—Pero papá, quiero ir con mi mamá —, protestó Chris, tratando de liberarse del abrazo de Helen.Aunque Damián no lo escuchó. El coche ya había arrancado, dejando atrás la escena que le incomodaba como ninguna otra lo había hecho jamás. «Debí ir con ella, de seguro le dirá de nuestro acuerdo», pensaba, tratando de justificar su deseo de haber intervenido.Sin importarle las miradas de Helen y Enrique, sacó su teléfono y marcó el número de uno de los escoltas de Aylin y cuando él mismo le respondió, le ordenó con tono autoritario:
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Cuidado si te enamoras.
La sorpresa inicial de Aylin dio paso a un calor que se extendió por todo su cuerpo y se dejó llevar por la sensación, correspondiendo al beso con una intensidad igual a la de él, pero tan pronto como comenzó, Damián se apartó abruptamente, dejándola desorientada y jadeando.Él se quedó mirándola, reflejando una mezcla de sorpresa y confusión. Había algo en la forma en que Aylin lo miraba, una especie de deseo y gratitud que lo había impulsado a actuar sin pensar.Y un silencio incómodo se instaló entre ellos, interrumpido solo por el sonido suave de la música de fondo y el murmullo de los otros comensales en la distancia. —Damián... yo… —Aylin rompió el silencio con voz temblorosa y mejillas sonrojadas.Pero él elevó una mano para interrumpirla, con una expresión seria en su rostro… —Aylin, yo no debí haber hecho eso. Fue un error. No deberíamos mezclar los negocios con... esto —. Se pasó una mano por el cabello, claramente contrariado.####25 minutos más tarde:Ambos se encontrab
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Perdidamente enamorada.
Damián salía del gimnasio, sintiendo una agradable sensación de cansancio después de su entrenamiento.—Parece que hoy tendré un día calmado y sin dolor—, musitó alegre, puesto que haber seguido algunas recomendaciones dadas por su médico le había hecho bien.El sol de la mañana iluminaba el área de la piscina, y mientras caminaba hacia la salida, su mirada se encontró con Chris, quien estaba cerca del borde del agua.Alarmado, reconoció el peligro.—¡Aléjate, Chris! —, le voceó, pero sus palabras fueron en vano. El niño, ajeno al riesgo que corría, se lanzó al agua sin pensarlo dos veces.—Eh, vámonos antes de que nos vean—, le pidió Lara a su hija en cuanto escuchó a Damián.El corazón de Damián se aceleró y sintió un nudo en la garganta. Sabía que tenía que actuar rápido para salvar al niño, pero desesperado, supuso que no llegaría a tiempo. —¡Aylin, Aylin, ven de inmediato! —, llamó esperando que su voz llegara hasta ella.Sin darse cuenta de cómo llegó al borde de la piscina, Da
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Jefe ogro verde.
Damián abrió los ojos lentamente, como si cada pestañeo le costara un esfuerzo titánico. Se sentía como si una máquina aplanadora le hubiera pasado por encima, dejándolo machacado y maltrecho. Todo el cuerpo le dolía, cada músculo, cada hueso, cada célula.Por un momento, le costó enfocar su vista, todo a su alrededor estaba borroso, como una pintura acuarelada, pero poco a poco, los detalles empezaron a tomar forma. No estaba en la mansión. Reconoció el papel de pared de diseño, las lámparas de diseño moderno, el gran ventanal que da a la ciudad. Intentó moverse, pero un dolor agudo le recorrió el brazo. Miró hacia abajo y vio una intravenosa clavada en su antebrazo derecho y su mano instintivamente fue hacia ella, dispuesta a arrancarla de un tirón.—¡Quieto firulais! —, le ordenó Aylin, cogiéndole la mano para impedirle hacerlo.Damián la miró con una fiereza que habría hecho retroceder a cualquier otro. —Aylin, ¿acabas de llamarme perro?Ella apretó los labios, luchando contra l
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Un muerto muy vivo.
—¡Dios, qué noticia más desgarradora! —, gritó Lara escandalosamente, soltando el teléfono y comenzó a limpiarse unas lágrimas imaginarias con el dorso de su mano derecha—. ¡Qué dolor! Mi cuñado y su pequeño hijo murieron de manera tan trágica.Mauro se echó a reír burlón por la ridícula actuación de su madre.—Madre, ¿cómo puedes estar tan segura?—No hay dudas. Ellos se fueron de vacaciones e iban en ese jet. ¿No es obvio? ¡Murieron! —, le respondió Lara con seguridad.—Hermana, lamento mucho tu pérdida —, se dirigió a Lorenny, quien estaba soltando varias lágrimas de frustración.— Aunque me gustaba Damián, también hubiera sido fenomenal ser su viuda—, expresó Lorenny sin contenerse.Cuando Lara vio a Darío, corrió hacia él y lo abrazó.—Amor, sé que estás sufriendo. Mi vida, perdiste a tu hermanito amado —le dijo en voz bastante alta y llena de dramatismo, para luego susurrarle:— Parece que el destino nos hizo el favor de matar todos los pájaros de un tiro. Ahora serás el único h
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¿Quién habló de bodas?
—¿Qué hacemos aquí, Aylin? —, le preguntó Damián con mucha molestia cuando vio que estaban parqueados frente al lugar donde la vio besarse con Johnny.Él empezó a rascarse el cuello como si tuviera alergia, y ella que bien conoce que él suele hacer eso cuando está a punto de tener un arrebato de furia, le dijo:—En realidad necesito pedirte un pequeño favor.Lo llevó engañado a la casa de sus padres y Damián con su temperamento explosivo era un problema latente.—¡Ningún favor! Aylin, pareces que olvidas que soy tu jefe. Supuse que irías a comprar algo cuando pediste desviarnos.—El día que me vi aquí con Johnny, fue porque vino a meterle en la cabeza a mi padre, que sería bueno casarme con él para limpiar mi imagen, y mi padre está obsesionado con esa opción, ¿entiendes?— ¡¡Sin embargo, vi que aceptaste con alegría!!—, gruñó él con dientes apretados.—Para ser solo mi jefe, parece molestarte. Damián se echó a reír con ironía.—Aylin, ni siquiera con mi difunta esposa, sentí celos,
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Mi morbo y tu curiosidad.
Aylin sintió cómo el material suave se deslizaba por su piel, dejándola casi completamente expuesta. Sus mejillas se encendieron, tanto por la sorpresa, como por la vergüenza de la situación, y Damián pareció tan sorprendido como ella, sus ojos se abrieron de par en par, y un rubor notable se apoderó de sus mejillas, pero en ningún momento, apartó su mirada, sino que observó sin disimulo desde sus senos redondos, firmes y aparentemente suaves, adornados con unas aureolas rosadas y por unos pezones tan hermosos, que se le hizo agua la boca. Todo quedó en silencio, y solo los latidos del corazón de Aylin resonaban en sus oídos en medio de la muda sorpresa, mientras le admiraba el vientre plano, las piernas tan femeninas que daba paso a lo perfecto y un sexo tan bien depilado, que sus manos le picaron al querer tocarlo. —¡Damián! — exclamó Aylin, agarrando rápidamente los extremos de la toalla para cubrirse. —¡Deberías aprender a controlarte! El calor de las mejillas a Aylin se le con
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Rechazada, pero no ridiculizada.
Durante los siguientes cinco días, Damián contrató a un enfermero para que le ayudara con ciertas necesidades que, hasta ahora, no podía atender por sí mismo, y el doctor le visitaba regularmente para chequear su progreso.Después del chequeo, el doctor, se dirigió al salón y allí encontró a Aylin y a Helen, riendo y hablando de las cosas que las arpías habían hecho al considerarlos muertos.—Doctora Mujica, ha cuidado del señor Zadoglu con bastante dedicación y eso merece una felicitación de mi parte —, la elogió el doctor, mientras que Aylin negó con la cabeza, riendo con cierta vergüenza.—En realidad no he sido yo, sino el enfermero que contrató el señor Zadoglu —, le contestó, mordiéndose el labio inferior.El doctor sonrió y asintió.—No se sienta mal, el señor Zadoglu tiene un mal carácter, pero le aseguro que su influencia ha tenido mucho que ver con su recuperación. Helen asintió de acuerdo con el doctor y los tres rieron.Luego él sacó una carpeta de su maletín.—Esto es lo
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Ganas de ti.
—¡¿Papá dejarás que palo lento haga esto con nosotros?! — protestó Luci caminando de mala gana.Y en el momento que ingresaron a la cabaña, al abrir la puerta, un torrente de polvo se levantó en el aire, haciendo que todos tosieran y se cubrieran la boca para protegerse, ya que el lugar estaba sumido en la oscuridad y solo una luz tenue se filtraba a través de las cortinas desgastadas.Lara observó a su alrededor con horror y repugnancia, puesto que las paredes estaban cubiertas de manchas y desconchones, mientras que los muebles estaban cubiertos de polvo y telarañas, siendo el ambiente opresivo y desolador, muy diferente a la elegancia y al lujo de la mansión.—¡Ay, qué horror! — gritó Lara, asustada, mientras se abrazaba a sí misma con asco y el polvo que flotaba en el aire, haciendo que su piel se sintiera sucia y picante.—¡Ahhh!—, volvió a chillar, pero esta vez de horror, saltando y agitando las manos para deshacerse de una pequeña araña que se había posado en su frente.—¡Quít
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Como bestia hambrienta.
Aylin estaba absorta en el sabor de ese beso, en el gustillo a mentolado y a licor; una mezcla que no le pareció para nada desagradable, sino que, al contrario, le encantaba. Chupaba sus labios con un hambre voraz, dejando que sus preocupaciones se desvanecieran por un momento y el mundo exterior desapareció mientras se entregaban el uno al otro, explorando cada rincón de sus bocas con una pasión salvaje.Se separaron, dejando escapar un suspiro y Aylin miró a Damián, sintiendo sus latidos acelerados. —Aquí está Chris. Él puede despertar y pareces ebrio —, le dijo con voz entrecortada, pero en respuesta lo que sintió fue, su espalda ser pegada bruscamente a la pared, y nuevamente la lengua de Damián avasallaba la suya, sin tregua. Aylin quería detenerlo, ponerle un alto, sin embargo, su fuerza de voluntad pudo menos que el deseo por él y a diferencia de la primera vez, en esta ocasión, una potente erección se restregaba contra su vientre. —Aquí no, por favor.Logró decirle cuando t
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