- Si le pongo un dedo encima, ¡lo rompo todo de una puta vez! - dijo Sandro, cruzándose de piernas y metiéndose el bocadillo entero en la boca, empujándolo con los dedos para que cupiera.- Gracias, tío. - sonreí en su dirección. - Siempre he tenido fiesta, toda la vida. Mamá y papá se encargaban de todo y nunca faltaba de nada... Pastel, bebidas, globos, payasos... Por supuesto, a medida que fui creciendo, algunas cosas fueron reemplazadas.- ¿Como los payasos por strippers? - Sandro se rió.- No tanto... - Sonreí.- Creo que es justo hacer una fiesta -dijo Sandro con la boca llena-. - Ya que siempre has tenido una. Por desgracia, tu familia biológica no puede permitírselo, así que puedes vender tu coche. ¿Qué puedo hacer para ayudar a organizarlo?- He contratado a un organizador. Pero no sé qué bebidas gustan m&aacu
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