Sofía. —Espero que no sea nada… solo tengo algunas punzadas extrañas… voy con el chofer, y el hombre que pusiste para mí, va detrás en otro auto… —Bien… ¿Me llamarás en cuanto salgas de la consulta? —Por supuesto… —Espero que no sea nada… en unos días, estaremos en nuestra boda… Apreté mis dientes, era evidente que Diego estaba más preocupado y centrado en la boda. —No pasa nada, es normal en el embarazo, y debo ser diligente… regresaré pronto, porque mi panza no me deja mucho… Diego se rio, y luego dijo: —Si supieras lo hermosa que te ves así… —hice un silencio y luego agradecí. —Gracias… Llegué a la clínica con los nervios en mis poros. Había utilizado un bolso grande, y esperar fue una tortura. Este hombre que puso Diego para mí, parecía entregado a su trabajo, y cuando me levanté cuando fui llamada, lo miré directamente. —Espera aquí… iré sola… —¿Segura? —Por supuesto… Entré sin más, y noté la cara del médico. —Señorita Sofía… —pero de inmediato, Cristian, junto a d
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